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Miguel observa el pequeño calendario que tiene en su maleta, su época de calor o celo, como habitualmente se le llama, es en dos días y no sabe qué hará, no sabe cómo reaccionará El Padre Keene cuando le diga.

Así que ese día, mira que el Sacerdote se va temprano como todos los días y él se dispone a arreglarse, va a ir al hospital donde seguramente Demetri lo podrá ayudar con el problema que tenía.

Esa mañana es calurosa, así que el solo viste un pantalón con tirantes y una camiseta manga corta color crema, peina su cabello para atrás y acomoda su barba para que quede bien.

Sale de la habitación y encuentra la casa sola, no dejará ningún recado, siente que no es necesario, no tardará mucho, sale y deja todo asegurado, Robby le había confiado la llave de su casa, la guarda en una maceta que esta alado de la puerta

Camino a paso lento por lo de su pierna rumbo al hospital, dio un vistazo a la capilla y supone que Robby se encuentra en ese lugar, tiene ganas de visitarlo, pero necesita visitar a Demetri primero.

Cuando llega al hospital, pregunta con una enfermera por Demetri, lo guía hasta dónde se encuentra atendiendo a un paciente, tomándole exactamente la temperatura.

El Doctor lo mira y le da una sonrisa, él sonríe de vuelta ante el gesto.

—Hola Dem—Exclamo amable, El Omega dejo a su paciente y camino hacia el con una sonrisa

—Miguel, que gusto verte, ¿Que te trae por aquí? —Pregunta el Pelinegro mirándolo de pies a cabeza para ver si algo está mal con él, como si fuera un chequeo rápido de su cuerpo

—Necesito hablar contigo sobre algo...privado—Demetri forma una 'O' con la boca y con una mano le invita a qué lo sigue, lo guía hacia afuera del hospital justo enfrente de un jardín que funciona como parque para los pacientes donde pueden ver la calle y enfrente la Iglesia, el pueblo es tan chico que todo parece ser pequeño ante sus ojos

—Ahora sí, ¿Qué pasa? —Pregunta de una manera profesional mirando a su amigo parecer nervioso

—Necesito supresores, mi celo es en dos días, aún no lo habló con el Padre Keene, pero, no sé si quedarme en la casa o si puedes ayudarme para poder pasar ese día—Preocupado miró al Doctor que escuchó sus palabras atentamente buscando una solución a su problema o alguna alternativa

—Pues hay un cuarto, está un poco en malas condiciones, así que no te lo recomiendo, Puedes hablar con el Padre Keene y explicarle la situación, el lo comprenderá, Aun así, Te daré los supresores, para que sea más llevadero ese día, y no te preocupes por el dinero, El ejército paga sus medicamentos y demás—Explico con voz calmada mirando al Alfa que parecía más tranquilo

Después de eso se despidió de Demetri y se encamino a la casa del sacerdote, se puso a leer un rato algún libro al azar, aunque después se aburrió y empezó a hacer un poco de ejercicio o como podía lo hacia

Las horas parecieron volar cuando el sonido de la puerta tocaba sin cesar, fue abriendo solo para encontrarse con el cartero que esperaba impaciente, y con el gran bolso de cartas que cargaba se notaba que no era un día fácil

—Carta para el Teniente y para el Padre Keene—Dijo aburrido el hombre entregando los sobres blancos, tomo ambos sobres, agradeció al cartero y cerró la puerta, las manos le picaron por saber lo que decía El General L. Lo decía a Robby por medio de cartas.

Pero se distrajo leyendo mejor la que era para él.

Querido Hijo: ¡Estábamos tan preocupadas por ti!! Te amamos muchísimo y realmente esperamos que puedas estar con bien, queremos que te mejores pronto y deseamos tenerte en casa. Tu abuela extraña hacerte de comer tus postres favoritos

Las cosas en la escuela están tranquilas, tus alumnos te extrañan mucho, y te han querido mandar cartas, que dentro del mismo sobre vienen pequeñas notas que te han hecho.

La abuela y yo esperamos tu pronto regreso. Estamos orgullosas de ti cariño.

Con amor, tu mamá y abuela.

Sabía que las cartas eran cortas por el costo del envío, así que él era feliz con las pequeñas pero significativas notas que recibió de las dos.

Dejo la carta del General L. sobre la mesa del comedor y fue a su cuarto dónde arreglar los libros del estante de la habitación cuando noto una interesante fotografía, era un niño pequeño junto con una hermosa mujer rubia enfundada en un vestido largo.

Se pregunta quién es ella, pero supone que es la madre del Padre Keene, hablando de él, todavía tiene que contarle sobre su próximo celo.

Dio un suspiro cansado y salió del cuarto y empezó a arreglar unos pequeños desperfectos de la humilde casa. No entendía el por qué se veía un poco en mal estado si no llevaba mucho tiempo construida.

[...]

Robby da un suspiro, tiene sueño y realmente está cansado, muy cansado...

Una monja se acerca, parece que su compasión es más fuerte que ella y lo mira gentilmente antes de tocarle el hombro

— Padre Keene, Ha llegado el aviso que el Obispo Brown vendrá el próximo mes— Dio el anuncio haciendo que el sueño que empezaba a tener se disipara ante la noticia, no esperaba un comunicado como eso, talvez lo cambiarían de ciudad...

— Gracias por avisarme Hermana Margaret— El día apenas comenzaba así que se encargó de sus cosas mientras esperaba un poco que el Alfa que estaba alojado en su casa estuviera bien.

[...]

Miguel supo que cuando Robby cruzo la puerta de su hogar, debía de hablar con el sobre los sucesos de los próximos días, así que empezó a servir la comida, dio la aclaración que no el mejor cocinero, pero había hecho su máximo esfuerzo cuando encontró un pequeño recetario viejo que hallo en el estante de la habitación.

— Padre Keene, Buenas noches— Lo saludo recibiendo una pequeña sonrisa del Sacerdote que tenía muchas ganas de dormir

— Oh hola Miguel, huele delicioso, Acaso, ¿Usted preparo la cena? — Pregunto un poco sorprendido ante el rico olor

— Si— Soltó una risa suave jalando la silla para que el hombre se siente y pueda estar cómodo— Ojalá sepa tan bien como huele.

Cenaron en un agradable silencio hasta que Robby decidió romperlo al notar una extraña vibra

— Lo noto extraño, ¿Sucede algo? — Pregunto el clérigo interesado en lo que le pase al soldado, es prácticamente su amigo más cercano

— Bueno, en realidad si sucede algo Padre Keene...Vera hay una situación algo delicada

—¿Se siente mal? ¿Quiere que lo lleve al hospital? Puedo llamar directamente a la enfermera LaRusso─ Pregunta preocupado por Miguel

—No no, no me siento mal, pero en dos días es mi época de calor— Dijo finalmente viendo como Robby abría los ojos en sorpresa

—Oh... — El clérigo exclamó en un murmullo, lo había tomado desprevenido

— Si, yo, no sé qué hacer, espero en tomar un supresor y dejarlo pasar como he hecho estos últimos tres años─ Habla no tomando tanta importancia

—¿Lleva mucho tiempo tomando Supresores? ─ Pregunta Robby con curiosidad

—En el ejército me obligan. ─ Exclamo bajando la mirada para comer un poco más de su creación

─Mire, que le parece si yo me voy por dos días, Una noche antes de que empiece su celo y regresaría al día siguiente que usted termine su época de calor, A la larga los Supresores podrían afectarle─ Expresa preocupado viendo al Alfa

—¿Enserio haría eso por mi Padre Keene? — Pregunto asombrado por la amabilidad del hombre, quedó encantado una vez más, si podía ser posible

—Claro que sí, No se preocupe por eso.

Siguieron comiendo hasta que después ambos se despidieron para dormir.

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