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Los rayos de sol iluminaron la habitación donde dormía, se encontraba tendiendo la cama para iniciar su día, esta mañana era diferente, completamente en todos los sentidos, se sacó la bata para dormir que usaba y se metió a bañar permitiéndose despejar cualquier bruma de sueño que tuviera aún.

Vio el horario que le tocaba para poder ir a la escuela, no tenía mucho tiempo, hoy sería su primer día, se alisto con un pantalón café de pinzas con una camisa de botones lila con flores, y peino su cabello que se había vuelto largo hasta la altura antes de los hombros, pensó en ponerse un neutralizante pero luego se dijo que no, no lo necesitaba.

Escucho a su padre afuera en la cocina seguramente, buscando algo para comer, se apresuró a alistar y salió de su cuarto.

—Buenos Días Papá— Saludo con una sonrisa y se dirigió a la cocina para preparar algo de desayunar, Pan Frances sería el desayuno

Su Papa le respondió el saludo al mismo tiempo que la puerta principal se abría revelando a Miguel que llegaba con su maletín, escucho como Miguel saludaba a su padre y seguía caminando

Siguiendo la rutina que empezó hace una semana, con el permiso de Johnny, Miguel iba todos los días a buscarlo e irse juntos a alguna cita, empezando así el cortejo, así que esa mañana no fue diferente a la de todos los días anteriores.

Su amado fue hasta lo cocina y beso su mejilla haciéndole sonreír al instante, su aroma varonil llego justo a sus fosas nasales permitiéndole disfrutar de su cercanía, su lobo empezó a agitar la cola contento.

—¿Te ayudo en algo Robby? — Pregunta Miguel viendo al omega preparar lo que sería el mejor desayuno de todos.

—Si, por favor. Prepara la mesa— Pidió amable recibiendo una cálida sonrisa por parte del Alfa que se fue hacer justo lo que le pidió, el deja vu que tuvo cuando Vivian en Londres lo hizo parar en seco por unos segundos, voltearse a ver a Miguel acomodando los platos y lo admiro por unos instantes sintiendo como sus ojos se ponían llorosos

Luego vio a Miguel acercarse a él y tomarlo de la cara para que sus ojos se encontraran, aunque el ya veía al Alfa un poco borroso por las lágrimas acumuladas.

—¿Estas bien Honey? — Cuestiona el moreno preocupado por su amado, lo ve sonreír y recargar su mejilla contra su mano

—Si, solo que aún no me creo que estemos juntos— Respondió lo más sincero viendo como Miguel le sonreía y plantaba un beso sobre su frente

Miguel se siente igual, es como vivir un cuento de hadas en el que solo están Robby y el, mira los bonitos ojos de su amado y lo atrae a un beso donde sus labios apenas se rozan y se separa.

—Nada nos va a separar ahora— Prometió con una sonrisa viendo al omega completamente enamorado, estaba seguro de eso.

Johnny, Miguel, y Robby se dispusieron a desayunar no sin antes hacen una oración por los alimentos.

Poco después de comer, el único omega se iba a parar a lavar los platos escuchando como otra silla se acomodaba, se volteo para ver a su novio que lo acompañaba mientras lavaban y secaban los platos usados.

Poco después, Robby se despidió de su Padre y se fue con Miguel en su auto, en el camino iban platicando de las diferentes maneras en las que sus alumnos se comportaban.

El Alfa se estaciono y ambos bajaron del auto, Miguel se despidió rápido de Robby porque iba un poco retrasado con un beso en la mejilla, A lo que el omega se quedó un rato más hablando con una madre que necesitaba ayuda por su hijo, después de hablar con la madre observo a una mujer acercarse a él.

—Hola, ¿Necesita algo? — Pregunto con una sonrisa observando a la dama hacer una pequeña sonrisa, sin saber lo que la mujer le diría.

—No. Solo quería presentarme con usted, Soy Sarah...— Se presento la beta viendo como el castaño asentía escuchándola, a lo estiro su mano para que pudiera estrecharla entre las suyas

—Un gusto Sarah, Soy Robert Keene, pero puedes decirme Robby— Sus manos se unieron en un formal saludo, al instante se separaron y la mujer aclaro su garganta, ahí lo supo, supo quién era Robert...era ese por el que Miguel era feliz.

— ¿Es usted el nuevo maestro? — Pregunto a pesar de saber la respuesta.

—Si— Murmuro Robby viendo al portón de la escuela, como si quisiera indicarle que necesita irse

—Bienvenido entonces, Me alegro de que Miguel haya conseguido la felicidad que yo no pude darle— Dice Sarah dejando al maestro parado en su mismo lugar procesando sus palabras

— ¿Qué dijo? — Pregunta Robby no entendiendo lo que la rubia dice.

— ¿Miguel no le dijo que antes de irse a la guerra prometió regresar por mí? Parece que no. — Esa tontería de ser una buena mujer solo paso por unos instantes por su cabeza, no podía darse por vencida sin antes luchar, se encamino dejando al antiguo Sacerdote con mil dudas y sin ninguna respuesta

¿Acaso escucho mal? Miguel había dejado a alguien antes de todo...antes de él.

Sintió las manos frías por un instante y miro el suelo gris que se empezaba a mojar a causa de unas gotas de lluvia, negó con la cabeza y decidió que se olvidaría del asunto por unas horas.

Se presento con los jóvenes que lo recibieron de manera agradable, empezó con una explicación sencilla de lo que sería su materia, y dejo que sus conocimientos fluyeran por medio de sus palabras.

La hora del receso llego después de unas horas, y se permitió sentarse, soltó un suspiro, que broma tan absurda le hacia Dios por haber dejado el redil.

Que destino tan cruel, como pudo pensar que sería feliz, su felicidad solo fue momentánea, no podía permitir que Sarah, una mujer que espero con tanto amor guardado por Miguel se quedara sola por una promesa sin cumplir, si no lo hacía sería un mal hombre.

¿Como podía arrebatarle la felicidad a otra persona? Él no era así.

El jamás podría ser así, si algo aprendió en los seis años que fue Sacerdote era que uno debía dar todo por ayudar al prójimo. 

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