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El Alfa Pelinegro soltó un gruñido molesto, ¡Quien era ese hombre para prohibirle dejar de buscar al Padre Keene!

Unos suaves pasos los hicieron mirar a la puerta, Era Sarah mirándolo inexpresiva y con dolor en su mirada

—¿Quién es Robert? —Fue la duda que tuvo la mujer acercándose al Alfa

—Sarah, cuando estuve en Londres me enamore de alguien y no lo he podido olvidar...—Vio como la expresión de la beta bajaba hasta mirar el suelo

—¿Y cómo es El? —Pregunto la Dama jugando con sus manos nerviosa

Sarah miró como la cara de Miguel sonreía y su mirada pareciera ponerse ilusionada, justo como lo hacía una persona enamorada... porque ella así miró alguna vez al hombre que estaba frente a ella, aquel que alguna fue suyo y que amo

Entonces comprendió que ella ya no cabía en corazón de Miguel, justo como le dijo, Debía seguir con su vida, pero su propio órgano que la hacía sentir amor estaba enganchado por el Alfa.

—Él es lo más puro que han visto mis ojos Sarah, me enamore de alguien como si cayera en el espacio vacío, es espléndido y tan alegre que iluminó mi vida en un punto dónde solamente había oscuridad...—Empezó a decir el Alfa haciendo que la joven se maravillara por lo que el hombre decía, palabras tan maravillosas y en las que ella no era la destinaria

Entonces entendió que Robert, del que no conocía su apellido, ni siquiera su apariencia era especial para Miguel, que ella no podría competir con esa persona, se dio por vencida sin siquiera luchar.

—¿Lo amas mucho, ¿verdad? —Ni siquiera debía preguntarlo cuando ya sabía la respuesta

—Como no te lo imaginas—Respondió Miguel, efectivamente ella no podía imaginar el amor que sentía el Alfa por aquel hombre del que no sabía nada.

—Entonces, no te des por vencido Miguel—El más alto le sonrió y la estrecho entre sus brazos con amor y ternura

—Gracias Sarah, y lo siento por no volver por ti.

—Deja de lamentarte, Te Amo Miguel, pero no puedo forzarte a qué me ames—Declaro poniendo una mano sobre el rostro de piel morena haciendo una pequeña sonrisa, el tiempo de ellos acabo, se fue desde el momento que vio partir al pelinegro con su uniforme de soldado.

[...]

Cierto omega castaño estaba buscando sabanas nuevas en la habitación de su Papá para cambiar las de su cuarto y lavar las anteriores, busco en todos los lugares hasta que se fue al armario donde por accidente cayo un maletín café, lo recogió para volverlo a ponerlo en su lugar, pero su lobo le insistió en que lo abriera, no queriendo lo hizo, se sentía como un chismoso por hurgar en las cosas personales de su padre, observo papeles viejos hasta que en el fondo de todo encontró un sobre destapado, observo el destinatario y vio que era para él, con más razón saco el papel y supo desde la primera palabra quien era, su corazón latió desbocado por tener noticias de Miguel después de mucho tiempo.

[💌]

Querido Robby : Hace mucho deje de usar el su título Clérigo con usted, me siento perdido sin su presencia... Las cosas en este lado de la vereda es difícil, lo único que me mantiene cuerdo es su recuerdo y el crucifijo que cuelga sobre mi cuello.

Me siento vulnerable y pequeño ante los demás, pero puedo sentirme fuerte ante la esperanza de verlo una vez más, y lo siento si me veo insistente, estoy preocupado por usted.

Lo siento si lo incómodo y por eso no ha decidido escribir de vuelta, sería está mi última carta.

Atte.: Miguel Díaz.

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