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No se esperaba que Miguel llegara tan temprano, su padre estaba fuera de la ciudad así que escuchar la puerta sonando de manera insistente provoco que con pereza se parara de la cama, se pone su bata rosa y camina hasta la entrada abriendo la puerta.

Ve a Miguel con un sobre en la mano y lo deja pasar con una sonrisa.

—Buenos Días cariño ¿Qué te trae tan temprano hasta mi hogar? — Cuestiona viendo como su amante saca la carta del sobre y se la da

—Buenos días Honey, este es el motivo— Explica con simpleza, Robby empieza a leer la carta y hace una sonrisa orgullosa

—Que alegría que se vayan a casar, es una maravillosa noticia — Comento entregándole la carta de nuevo a Miguel—¿Quieres desayunar algo Miggi? —

Como si la pregunta fuera en automático el estómago del Alfa hace ruido haciendo que se avergüence y asienta con la cabeza.

—Aguanta aquí diez minutos, entonces— Le dice corriendo a su cuarto donde se lava los dientes y la cara, después va a la cocina donde empieza a preparar unos huevos revueltos con tocino

Miguel se dedica a observarlo un rato, observando como esa bata rosa cubría hasta la mitad de las pantorrillas, la tela no era tan gruesa lo que le permitía observar los tirantes de lo era un camisón del mismo color que la prenda que llevaba encima

Un pensamiento nada puro cruzo por su cabeza y tuvo cerrar los ojos y negar con la cabeza para quitarlo, prefirió acercarse a la cocina y poner los platos y cuando estuvo cerca de sacar el tercero la voz de Robby lo detuvo

—Mi padre no está, salió por un viaje de negocios, seremos tú y yo por esta semana—Le anuncio el omega.

Eso lo hizo sonreír y agarra de la cintura al omega, besando su mejilla justo donde se hacía una curvatura de su sonrisa.

—Mi amor por ti es como una llama ardiente que ni el agua bendita podría apagarlo—Menciono susurrándoselo al oído al más bajo haciendo que se sonrojara, el omega se volteo en automático y lo miró fijamente con tal dulzura que lo derritió

—Miguel, que cosas dices— Exclama risueño, se voltea de nuevo para apagarle a la estufa y rodea sus brazos sobre el cuello del Alfa acercándolo más a su propio rostro

—Tengamos una cita después del trabajo, ¿Qué te parece? — Propone Miguel sonriéndole y posando sus manos sobre su cintura

—Estaría bien—Responde separándose un poco para voltearse de nuevo y empezar a servir el desayuno

Sentados en la mesa, el ex clérigo hace la oración de los alimentos y se disponen a desayunar.

—Me gustaría que fueras conmigo a la boda de Eli y Demetri.

—Iré, te lo aseguro, a mi padre también lo invitaron, ¿Cómo quieres que vaya vestido?

—Debió suponer que también lo invitaron, y tu ve vestido con lo que más te guste, yo seré el hombre más feliz si tú vas a mi lado.

Robby sonrió ante eso, no podía creer que ese simple hombre podía hacerlo feliz con unas cuantas palabras.

Cuando ambos terminaron de desayunar, Miguel recogió los platos y viendo que Robby estaba a punto de protestar lo miro

—Yo lavo los platos, Tu arréglate— Ordeno haciéndole seña con las manos de que se fuera a su habitación

Robby tan pronto como escucho esas palabras se fue a paso rápido y desde la entrada de la puerta de su cuarto grito

—GRACIAS MIGGI

Después de eso la puerta se cierra y él se mete a duchar, no tarda tanto, no sabe cuánto tiempo le queda, sale del baño y seca su cuerpo poniéndose su ropa interior y viendo el vestido color azul marino que cuelga en el ropero, aquel que fue planchado la noche anterior.

El azul contrastaba contra su piel, siendo de manga corta y con el largo hasta debajo de sus rodillas, de falda recta con plisado al finalizar, el estampado de cerezas lo hacía ver un poco más jovial, observo los zapatos que se podría poner hasta que se fijó en ese par de zapatillas del mismo color de su vestido, que adornaba con dos tirantes en la parte de arriba

Poco de después de llegar a América con ayuda de su padre se encargó de llenar el armario de ropa bonita y zapatos por igual, y el aprender a caminar con zapatillas fue un poco difícil, mas no imposible, se puso el calzado.

Se vio al espejo evaluando si debía maquillarse, recordó que después del trabajo tenía una cita pendiente con Miguel, así que, si tenía que maquillarse. El tema del maquillaje no era realmente su fuerte, así que opto por solo ponerse un poco de rímel, la base en lo mínimo y por último ese labial rojo que hace 'poco había adquirido y que no se animaba a usar.

Esta era la oportunidad perfecta.

Metió el labial dentro del bolso que llevaría y salió de la habitación viendo a Miguel sentado en el sofá leyendo el periódico

—Estoy listo, ¿Tarde mucho? — Pregunta viendo al instante como Miguel se levanta del mueble y lo mira boquiabierto

Espera que no se vea mal, el Alfa lo mira con detenimiento totalmente asombrado por lo hermosamente angelical que se ve el omega, parpadea y realmente no quiere que se note mucho su sonrojo así que niega con la cabeza

—¿Casi nada, nos vamos? Te ves realmente bellísimo

—Si y Gracias Miggi. Tu realmente te vez muy bien hoy

Cuando llegan a la escuela se despide del Alfa con un beso en la mejilla dejando remarcado sus labios sobre la tez morena de este, sonrió orgulloso de su cometido. 

Camino como sin nada escuchando a la distancia como el Alfa suspiraba, y si no era poco, Miguel se sentia cada vez mas enamorado de ser posible, con el pañuelo que tenia en su saco se limpio el beso, a pesar que queria dejarlo marcado con su piel, probablemente el Director lo regañaria, asi que no tenia opcion.

El rojo le quedaba muy bien a Robby. 

Durante la primera parte de su jornada laboral pensó a qué lugar podía llevar a Robby para una cita, pensó y pensó hasta que se acordó de la cafetería que escucho hablar al director con su esposa, sería un buen lugar. 

EfimeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora