"¿Quieres ser mi novio?"

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Cerré la puerta principal con llave cuando salí, Mike ya estaba en casa de Steve así que la casa Wheeler se quedaría sola y sentía que tenía que tomar un par de medidas precautorias. Joseph me estaba esperando afuera de la casa, traía consigo una camioneta roja, a la cual me subí.

—Mi mami me prestó la camioneta.—Me aclaró.

—Está linda, ¿Ella la escogió?.—Me puse el cinturón de seguridad.

—No, Oliver lo hizo—Empezamos a avanzar cuando me acomodé—Era suya, se la regalaron por su cumpleaños número diecisiete, a los diecinueve le dieron otra y mamá se quedó con esta.—Explicó.

—Entiendo—Me limité a responder, iba a preguntarle porqué a él aún no le daban una, pero evité la pregunta porque intuí que no se sentiría cómodo contándome eso—Lo bueno es que te la presta.

—Casi nunca me la presta. Hoy sólo me la soltó porque le dije que saldría contigo, creo que piensa que estamos saliendo. ¿Te cuento algo y no te ríes?.

—Dime.

—Ella piensa que soy gay porque nunca he tenido una novia.

—¿Nunca has...—Impresionada, detuve la pregunta a mitad del camino, pero él igual me entendió.

—Jamás. Por eso le interesa tanto quedar bien contigo, y que yo también quede bien, eres su esperanza de que su hijo no sea un "Desviado".

—¿No le has contado sobre Leslie?.

—Ni loco. Si le dijera directamente que me interesa ella o cualquier otra chica, iría corriendo y les diría "Hey, ¿No quieres salir con mi hijo? Es guapo, te puedo enseñar su álbum de fotos de bebé".—Dijo y yo me reí.

Nunca me hubiera imaginado que Joseph tuviera mala suerte con las mujeres, es decir, no era tan guapo como Steve, pero tampoco era feo, y a juzgar por la sonrisa que me dio el día de la disco, lo tenía en un concepto de niño coqueto, aunque si trataba a todas las chicas como me trató a mí aquella noche, eso podría explicar su mala suerte en el amor.

—Ah, por cierto, escogí Atenea.—Rompió el breve silencio que se había formado.

—¿Para qué?.—Lo miré confundida.

—Es el nuevo nombre de Tiberio, Atenea.

—Ah, qué bueno que sí se lo cambiaste, Tiberio no le quedaba.—Me reí.

—Sí, creo que no. Mi mamá está de lo más feliz, me había dicho que se lo cambiara cientos de veces antes.

—¿Ah, sí?, ¿Y por qué no lo habías hecho?.

—Porque ella nunca me obligó a ir a la biblioteca por libros de nombres para bebés. Tengo que admitir que ya teniendo los libros a la mano y viendo los significados de los nombres me emocioné.

—¡Yo no te obligué a ir a la biblioteca!.—Réclamé, sí le había insistido mucho, demasiado, pero obligado no fue.

—Sí lo hiciste. Pero me alegra que me obligaras, ahora que le cambié el nombre hasta siento que la quiero más, como que el otro nombre no me dejaba soltar la idea del perro rudo y me hacía estar muy enojado con ella por no cumplir mis expectativas tontas.

—Atenea es un gran nombre.

—¿Cómo está Harrington?.

—Está bien, de hecho después de planear lo de Leslie iré a verlo. Hoy en la mañana me regaló flores—Recordé con cariño—A veces siento que es muy detallista y yo nunca le doy nada.—Confesé, me abrumaba un poco que ese hecho hiciera que Steve sintiera que no lo quería, pero no era muy buena con los regalos, no sabía qué podía darle.

Stupid Cupid [Steve Harrington y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora