Sin explicación

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Y el resto de días pasaron de la misma manera, Steve no me respondía y tampoco me llamaba, pensé por un instante en utilizar a Mike como un espía para averiguar qué estaba pasando, pero al final no lo hice porque no quería involucrarlo y porque tenía la esperanza de que no estuviera pasando nada realmente.

Aún así, regresé un día antes de lo planeado, me costó mucho trabajo convencer a mis padres y tuve que decirles que mis tíos me lo habían pedido, no le avisé a nadie en Hawkins de mi anticipada llegada así que llegué sola a la casa Wheeler, en donde además no había nadie.

Dejé mis maletas en la habitación y aunque estaba algo cansada por el viaje, ignoré ese hecho y decidí ir de una vez por todas a averiguar qué demonios sucedía.

Manteniendo la esperanza de que sólo estuviera sobrepensando todo agarré una bolsa negra y eché en ella el regalo de Steve, el cual ya había envuelto con papel decorativo, en la misma bolsa eché un gorro de Santa y una barba falsa de color blanco que había obtenido en alguna fiesta infantil hacía algunos años, la había encontrado en mi casa y decidí traerla para utilizarla hoy.

Emprendí el camino hacia la casa del chico rogando que estuviera ahí, sentí que el tiempo se pasó rápido y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba frente a su puerta, saqué el gorro y la barba para ponérmelos y una vez que lo hice me coloqué la bolsa negra a manera de costal. Suspiré nerviosa, esperaba que me abriera él porque si me abría cualquier otra persona pensaría que soy extraña.

Toqué la puerta y esperé pocos segundos antes de que alguien atendiera mi llamado, para mi fortuna ese alguien fue Steve, quien me miró sorprendido y yo le dediqué una sonrisa.

—Llegaron los regalos.—Le dije animadamente.

—¿Qué haces aquí?.—Preguntó tajante.

—Regresé antes—Me encogí de hombros empezando a preocuparme por su actitud, él no me dijo nada más así que yo volví a hablar—Te estuve llamando.

—Lo sé.—Asintió, detrás de él se alcanzaba a ver el árbol de Navidad, en donde ya no estaban las galletas de jengibre.

—Quitaste las galletas—Señalé—¿Qué sucede?.—Pregunté de una vez por todas mientras bajaba mi "costal" y lo colocaba a un lado.

—Sucede que descubrí tu verdadera cara.

—No te entiendo.—Bajé un poco la voz.

—Yo tampoco te entiendo _____, ¿Qué estabas pensando?, ¿Qué querías conseguir?.

—Es que no sé de qué me hablas.—Solté una risita nerviosa.

—¿No sabes?—También se rió—Te voy a refrescar la memoria.

Entró a la casa sin cerrar la puerta, no sabía si quería que lo siguiera, pero no lo hice, subió las escaleras y cuando volvió a bajar traía consigo una caja que no me resultaba para nada familiar y solamente me hacía sentir más confundida. Una vez que estuvo frente a mí abrió la caja y sacó de ella un papelito.

—¿Qué es eso?.

"Me gustas mucho porque eres muy especial y tienes un cabello increíble, ¿Quieres ser mi novio?".—Leyó el papel y me miró con seriedad.

—¿De dónde lo sacaste?.—Pregunté confundida, yo misma había visto el momento en el que Joseph lo había tirado a la basura, así que no tenía sentido que ahora Steve lo tuviera.

—¿En serio?, ¿Eso es lo primero que se te ocurre preguntar?, ¿De dónde lo saqué?—Por el tono de su voz supe que mi pregunta lo había hecho enojar más—¿Tú escribiste esto?.

Stupid Cupid [Steve Harrington y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora