El fruto prohibido

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Mike y yo nos subimos al carro, yo con un bostezo, llevaba una mochila con algunas cosas que pudiera ocupar durante el día, más temprano cuando tuve qué despertar estuve a punto de desistir de la idea de ir, ¡Era demasiado temprano! Pero ya le había dicho a Steve que iría y no quería quedarle mal, pasaríamos por Dustin y de ahí tomaríamos camino hacia Ohio.

—¿Aún tienes sueño?.—Me preguntó el castaño.

—Poquito.

—Traje una cobija, está en el asiento de atrás, si quieres tápate y duérmete, Dustin y Mike se pueden dormir con frío.—Dijo y yo me reí.

—No, estoy bien, no me dormiré.

—¿Por qué no? Tienes sueño.

—Me gustan los viajes largos en carretera, es interesante ver por la ventana todos los lugares por los que uno pasa.

Era una mentira a medias, sí me gustaban los viajes en carretera, me gustaban de día, en ese momento que aún no amanecía no me hubiera venido mal dormir un poco más, pero alguna vez alguien me dijo que no debes dormirte si eres copiloto, especialmente en la noche, ya que al piloto le puede dar sueño y podría provocar un accidente. No sabía si era cierto pero más valía prevenir.

Llegamos a casa del adolescente, él ya nos estaba esperando afuera, Steve se orilló para que pudiera subirse y así lo hizo, una vez arriba nos saludó.

—Hola chicos, ¿Tienen hambre? Mi mamá preparó un sándwich para cada quien.—Nos mostró una bolsa con cuatro sándwiches dentro.

—¿Cómo sabía tu mamá que éramos cuatro?.—Preguntó el mayor.

—Yo se lo dije.—Respondió con simpleza.

—¿Y cómo sabías tú que iba a venir _____?.

—¿Te digo cómo?.—Sonrió malicioso.

—Yo se lo dije.—Intervino Mike, me pareció extraño porque yo le había contado que también vendría a penas la noche anterior, pero supuse que podría haberle informado a Dustin por el supercom.

—Les traje esa cobija para que se duerman, úsenla.—Les ordenó el conductor.

—¿Bromeas? No tengo nada de sueño, anoche a penas dormí por la emoción.—Contó el ruloso, el chico al volante maldijo en voz baja y yo sonreí con ternura por lo que dijo el adolescente.

—Entonces sólo... Pórtate bien, ¿Okay?.

Por el retrovisor ví que Dustin deslizó sus dedos pulgar e índice sobre su boca, haciendo la clásica señal de ponerse un cierre.

El camino se pasó muy rápido, hablaba con los chicos de cosas banales, hacíamos bromas y nos contábamos anécdotas, llegando allá encontramos la sede del evento y nos estacionamos cerca, afuera había gente vendiendo cosas y muchas personas iban disfrazados, aunque yo desconocía al 90% de los personajes que buscaban imitar, los chicos iban a correr hacia adentro pero Steve los sostuvo antes de que lo hicieran.

—Nos vamos a ver aquí mismo a las seis, no después. Y por ningún motivo salgan antes, no quiero que les pase algo porque cuando la gente busque un culpable ese seré yo, ¿Entienden?.

—Entendido capitán.—El de chinos se puso la mano en la frente con firmeza haciendo el saludo militar. Mike solo asintió.

—Diviértanse.—Los soltó.

—Suerte.—Les sonreí.

Ellos no respondió y simplemente corrieron hacia el lugar, Steve pasó su brazo por mis hombros y me atrajo hacia él mientras ambos mirábamos a los chiquillos, que cuando estuvieron frente a la puerta de entrada, se miraron el uno del otro con la sonrisa más grande que había visto plantada en esos rostros, y eso era mucho decir porque siempre estaban sonriendo.

Stupid Cupid [Steve Harrington y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora