Llamadas perdidas

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Tal como me había prometido, Steve me acompañó al aeropuerto, pasó por mí a la casa y Nancy me dedicó una mirada suspicaz cuando vio el carro del castaño estacionarse frente a la propiedad, pero como ya tenía el tiempo justo para tomar el vuelo, me dejó ir bajo la promesa de que en cuanto volviera tenía que contarle a detalle todo lo que pasaba entre él y yo.

Me había ido a despedir de Joseph con una visita express a su casa el día anterior, pero cuando llegué su mamá me dijo que había salido con su hermano, así que le pedí que le pasara el recado.

Y tras unas horas de vuelo, ya estaba en la ciudad, en la sala de espera me recibieron mis padres con mucha emoción, cuando hicimos contacto visual ambos extendieron sus brazos hacia mí y yo corrí a darles un abrazo.

—Te extrañamos mucho.—Mi mamá deshizo el abrazo y me acarició la cara.

—Sí, no hicimos ninguna fiesta para festejar que no estabas.—Me dijo mi papá sarcástico, insinuando que sí la habían hecho, pero yo sabía que era broma, así nos llevábamos él y yo.

—No le digas esas cosas a la niña—Ella lo miró mal—No la hicimos.—Se dirigió a mí esta vez, yo me reí.

—Sé que no la hicieron.

—O tal vez sí...—Habló papá mientras agarraba mis maletas y caminábamos hacia el estacionamiento.

En el camino íbamos hablando de cómo me había ido en este tiempo, les conté sobre todo lo nuevo que había en Hawkins y sobre cómo habían crecido mis primos Mike y Nancy, también les hablé de Joseph y de los amiguitos de Mike, omití la parte de Steve porque no quería quedar como tonta con mis papás en caso de que nunca pasáramos a segunda base.

Cuando llegamos a la casa estaba sospechosamente silenciosa, fui directo a la sala pero la persona que buscaba no estaba ahí, me asomé en la cocina y tampoco la ví.

—¿Qué buscas?.

—¿Y mi abuelita?.

—Debe estar arriba, ve a revisar, yo subiré las maletas.

Hice lo que mi padre me indicó y subí las escaleras rápidamente, toqué la puerta de la habitación de mi abuelita pero no recibí respuesta, así que la abrí pero tampoco había nadie, empecé a llamarla mientras recorría el pasillo, el cuarto de mis padres estaba abierto y no estaba ahí, finalmente revisé el mío pero tampoco tuve éxito, regresé abajo y les avisé a mis papás.

—Oigan, mi abuelita no está.

—¿Ya revisaste en la cocina?.

—Ya revisé—Confirmé mientras caminaba nuevamente a la cocina—Y tampoco la...

—¡Sorpresa!—Mi abuela salió de abajo de la mesa sosteniendo un pastel. Me acerqué a ella y la envolví en un gran abrazo, la había extrañado mucho—Cuidado niña, cuidado, me pasé toda la mañana haciendo esto.—Señaló el pastel.

Tenía crema batida blanca, fresas y estaba escrito en el centro la frase "Bienvenido de nuevo _____" me recordaba al que Steve me había hecho, con la diferencia de que a mi abuela le gustaba mucho la repostería así que tenía más práctica que él.

—Ay, abuelita, muchas gracias, se ve delicioso.

—Bueno, ¿Y qué esperamos para comprobarlo? Lávate las manos, ¡Alan, ve a la tienda por leche, me acabé la que había!.—Le gritó a mi padre.

Una vez que mi padre regresó y todos estuvimos sentados en la mesa, partimos el pastel, como ya era tarde todos nos fuimos a dormir, yo me puse mi pijama y bajé otra vez a la sala, en donde estaba el teléfono, el cual tomé para llamarle a Steve, tecleé el número y esperé a que respondieran.

Stupid Cupid [Steve Harrington y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora