Stupid Cupid [Steve Harrington y tú]

Amenaza cumplida

[Joseph]

Me appliqué un poco de perfume antes de salir de mi habitación, tomé mi mochila y cerré la puerta detrás de mí, caminé unos pasos hasta la habitación de Oliver, coloqué mi oreja sobre la puerta para intentar averiguar si ya estaba despierto, y escuché que por alguna razón tarareaba la tonada del villancico "Rodolfo el Reno", sus vacaciones se habían alargado dos semanas por ajustes en el calendario así que seguía en la casa, suspiré intentando armarme de valor y dí dos golpecitos en la puerta.

—¿Eres mamá?.—Se escuchó su voz desde adentro.

—Sí, claro.—Respondí imitando una voz femenina.

—Lárgate Joseph—Contestó de vuelta, ya había pasado una semana desde lo de _____ y aún no conseguía el perdón de nadie—...Y nuestro buen amigo, no paraba de llorar, pero Navidad llegó...—Continuó con su canción en voz muy baja, a penas podía escucharlo.

—Sólo vengo a dejarte tu desayuno—Continué con esa voz fingida en un intento de hacerlo reír, pero sólo lo escuché seguir cantando en voz baja, intenté abrir la puerta encontrándome con que estaba cerrada con seguro, volví a suspirar—Oye, Liv, en serio lo siento, ¿Sí?.

—Y a Rodolfo eligió por su singular nariz.—Empezó a cantar más alto para ignorarme.

—Oliver, hazme caso.

—Tirando del trineo...—Subió más el volumen de su voz comenzando a gritar.

—Fue Rodolfo sensación.—Intenté jugar su juego cantando con él.

—Cállate, a tí no te sale, cantas terrible, ¿Sabías que yo estuve en el coro de la iglesia hace algunos años?—Abrí la boca para responder pero él se adelantó—¡Por supuesto que no sabías!, ¿Por qué habrías de interesarte por la vida de tu horrible hermano mayor?.

—Ya dije que lo siento—Me recargué en la puerta—¿Qué puedo hacer para que me perdones?.

—Irte.

—¿Si me voy ahora me perdonarás?.

—Lo voy a pensar.

—No lo vas a pensar.

—No, pero quiero que te vayas.

—No eres un mal hermano—Me senté en el suelo y comencé a hablar en vista de que no iba a abrirme—Yo lo soy. Y me disculpo por eso, no me había dado cuenta de muchas cosas que estaba haciendo mal, sé que eso no hace que esté bien todo lo que dije, pero quiero que sepas que ahora sé que estaba siendo un idiota, estaba tan ocupado quejándome de lo malo que veía en tí, que por un momento me olvidé de todas las cosas buenas, me olvidé de...—Lo pensé un instante mientras acariciaba el lomo de Atenea, quien acababa de llegar y me miraba moviendo su colita—De todas esas tardes soleadas jugando en el patio o de las tardes lluviosas en las que nos poníamos botas para lluvia y mamá nos dejaba salir a jugar en los charcos. Lo que trato de decir es... Que siempre has estado ahí, de una forma u otra, en las buenas y en las malas, tal vez nunca te lo digo pero te adoro Liv, eres el mejor hermano que la vida me pudo dar.

Me quedé en silencio esperando su respuesta, no escuché un solo sonido de su parte, me quedé como un minuto sentado ahí por si cambiaba de opinión y quería hablar conmigo, hasta que escuché el abrir y cerrar de la puerta principal y luego mi mamá apareció en mi campo de visión.

—¿Qué estás haciendo ahí tirado?—Me preguntó enojada, ella aún no sabía que Oliver y yo estábamos peleados—¿Ya viste la hora que es? Vas a llegar tarde a la escuela.

—Ya me iba.—Me levanté rápidamente. Era el primer día de clases luego de las vacaciones de invierno.

—Súbete a la camioneta, si te vas caminando vas a perder la primera clase.