Árbol de Navidad

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—¿Qué color estamos buscando?.—Le pregunté a Steve cuando íbamos entrando a la tienda, íbamos a buscar decoración para su árbol de Navidad, pues ya faltaba sólo una semana.

—No sé, supongo que lo clásico, dorado y rojo, ¿O qué piensas tú?.

—Dorado y rojo está bien.—Asentí, en realidad yo habría escogido algo más colorido, pero era su árbol y no quería influir en su decisión.

Primero fuimos hacia las esferas, había de muchos colores, tamaños y materiales, yo estaba revisando entre las de cristal y vi unas con forma de bellotas, la bellota era plateada y su "gorrito" dorado, tenía la caja entre las manos mientras pensaba si debía mostrárselas a Steve, estaban muy bonitas, pero no sabía si le parecería bien incluir plateado, como no podía decidir me quedé con la caja y seguí viendo, encontré unas que sí eran totalmente doradas y eran bastante más chiquitas que las normales, tal vez tendrían la cuarta parte del tamaño de una esfera común.

—Ambas están bonitas—Escuché la voz del castaño a mi lado repentinamente, haciéndome saltar del susto, pues según yo, estaba a un par de metros—Lo siento, ¿Te asusté? Fue sin querer.

—Sí, estaba muy distraída—Me reí—¿Cuáles te gustan más?.

—Las bellotas—Respondió y yo sonreí, a mí también me gustaban esas—Pero llevemos ambas, las mini esferas también le darán un buen toque.

—De acuerdo.—Asentí emocionada y puse ambas cajas en la canasta de compras, en donde ya había unas esferas rojas llenas de glitter que Steve había puesto ahí.

Cuando di la vuelta alcancé a ver unas que tenían franjas diagonales rojas y plateadas, me recordaban a los bastones de caramelo y supuse que ayudarían a que el plateado de las bellotas no desentonara tanto, así que las agarre y me dirigí a mi acompañante para mostrarle.

—Steve.—Lo llamé y puse una mano en su hombro.

—¿Qué pasó?.—Me miró, pero yo no le respondí porque estaba demasiado ocupada viendo otros adornos.

A lo lejos podía ver unos colgantes en forma de galletas de jengibre, tenían diferentes atuendos, cabezas grandes y unas lindas caras sonrientes.

Por inercia le pasé a Steve la caja que tenía en las manos y me dirigí a las galletas de jengibre, luego las agarré para poder verlas mejor y esta vez fue Steve quien puso la mano en mi hombro.

—¿Te gustan esas?.—Se rió por mi emoción.

—¡Sí! Mira que lindas están.—Contesté sin despegar mi vista de los adornos.

—Entonces hay que llevarlas también.—Me dijo, yo lo miré como si me acabase de regalar un millón de dólares, no pensé que las fuera a querer porque tampoco eran rojas ni doradas, tal parece que al final sí influí en los colores.

—¿En serio?.

—Sí, en serio. Ponlas en la canasta.—Confirmó, yo solté un chillido de emoción acompañado de un saltito.

Lo abracé con fuerza y besé su mejilla antes de casi correr hacia la canasta, donde puse la caja que tenía entre las manos y luego Steve me alcanzó y puso las que tenían franjas.

—Yo creo que ya tenemos suficientes esferas, ahora busquemos moños, quizá unos siete u ocho, que sean rojos, ¿No?.—Me miró.

—Sí, rojos.—Asentí contenta y caminamos hacia una gran caja que vimos en la que había moños.

Después de encontrar lo que buscábamos en aquella caja y comprar una serie de luces estábamos caminando hacia el carro, ambos llevábamos bolsas en ambas manos, nos subimos a su carro y él condujo hasta su casa, pusimos todo en la sala, pues ahí íbamos a poner el pino, Steve empezó a sacarlo de la caja, ya que era un árbol artificial.

Stupid Cupid [Steve Harrington y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora