Joseph

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[Julie]

Rodé los ojos por milésima vez en el día cuando ví a lo lejos que el tarado de Steve y la engreída de _____ no dejaban de reírse en su mesa, y no es que estuviera celosa, Harrington no me interesaba, no era más que un capricho para mí, pero después de lo que había pasado tenía el orgullo y el ego heridos, mis planes no habían salido como yo quería, no quería que tuviéramos una relación seria y diez hijos, pero sí quería que peleara con _____ para divertirme un poco con él, pues sabía que teniendo novia, jamás sería capaz de engañarla.

Ahora también esa última idea había quedado atrás, pero no la de hacerlos pelear, estaba molesta, yo era una persona muy persuasiva, especialmente cuando se trataba de chicos, siempre obtenía lo que quería, estaba acostumbrada a que todo me saliera bien en ese aspecto y me hacía sentir un tanto humillada haber quedado como una loca mentirosa sin haber obtenido nada.

Pero claramente las cosas no se iban a quedar así, había desarrollado un desprecio por ese par, simplemente no soportaba la idea de que estuvieran juntos y tan felices, si yo no quería que fueran novios entonces no lo serían.

Sonreí con malicia mientras en mi mente empezaba a trazar mi jugada, esto iba a ser emocionante.

Dos días después estaba en una cafetería, la mesera me entregó el capuchino que había pedido minutos atrás, le agradecí antes de darle un sorbo. Puse la taza sobre la mesa y miré impaciente hacia la puerta, ¿Por qué los hombres eran tan impuntuales?.

Segundos después entró al lugar el pelinegro que estaba esperando, me buscó con la mirada y levanté una mano para facilitarle el trabajo, cuando me vio se acercó y se sentó frente a mí.

—¿Vas a pedir algo?.—Le extendí el menú. Él lo inspeccionó.

—Un chocolate caliente—Respondió levantando la mano para llamar a la mesera, ella le hizo una señal para que la esperara un segundo—¿A qué se debe que quisieras verme?.

—¿No puedo sólo tener ganas de platicar contigo?.

—Podrías, si esta no fuera la primera vez que nos dirigimos la palabra.

—Es cierto.—Sonreí ladeando la cabeza.

—¿Puedo tomar su orden?.—Se acercó la mesera.

—Una taza de chocolate, por favor.—Le sonrió provocando un leve sonrojo en la chica, definitivamente Joseph Campbell iba a ser un gran elemento para mi plan.

—En seguida.—Se fue de nuestra mesa.

—¿Sabes Joseph? Tienes una sonrisa encantadora.—Alagué, haciendo que el chico juntara las cejas confundido y al mismo tiempo me sonriera.

—Oh, ¿Entonces esto es una cita?.—Levantó una ceja aún manteniendo su sonrisita boba, yo hice una mueca, los hombres de Hawkins tenían el ego muy grande.

—Más bien es una reunión de negocios—Lo corregí dando un sorbo a mi capuchino—Supongo que no es necesario que te lo diga, seguro tú mismo lo has notado, pero muchas chicas pueden caer perdidas ante esa sonrisa.

—Bueno... Sí me han dicho varias veces que es algo lindo en mí.—Respondió, qué egocéntrico era, pero tendría que soportarlo si quería tener mejor suerte esta vez.

—Aunque también te ha traído un par de problemas, ¿O no?.—Hice alusión al hecho de que Steve y él tuvieron una riña por _____.

—¿A qué te refieres?.—Rodé los ojos, seguramente ese día no notó mi presencia en el lugar.

—Me refiero a Steve Harrington.—Especifiqué.

Steve era dos años más grande que Joseph, y era también mucho más popular en el pueblo, Joseph jamás se metería con él, a menos que fuera realmente estúpido, cosa que yo sabía era no era, sin embargo, sí era altamente influenciable.

Stupid Cupid [Steve Harrington y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora