Estoy saliendo de uno de los locales de Dubái mall cuando la veo pasar. Hermosa, con el cabello ondulado y largo, rubio brillante como el solo mañanero, como las acaloradas arenas del desierto. Por un momento creí que estaba alucinando pero no… su voz dulce, su risa vibrante que despertó a más de mil demonios en mí no dejo que quitara ni un segundo mis ojos de ella.
Una sonrisa ladina apareció en mi rostro, no sabía quién era, lo que si su aspecto la hace parecer extrajera, y más si llevaba aquel vestido tan revelador dejando mucho a la imaginación y eso me enojo, cualquier hombre con ojos fijaría su vista en ella, un bello diamante en medio de piedras falsas.
—Señor…
—Mmm —parpadeo varias veces saliendo de aquel sueño tan placentero, ya la chica habia desaparecido de mi vista —¿Qué quieres?
—La señorita Alaya lo espera… —suelto un suspiro frustrado y sigo mi camino.
Para el mundo soy el hombre perfecto, uno de los empresarios Billonarios más ricos de los emiratos árabes, aunque para otros la simple idea de conocerme les hará orinar sus pantalones. La oscuridad, esa que nos envuelve a todos en un pasado turbio, y he de admitir que yo tengo ese mismo pasado aunque también suele consumir mis presentes y la mayoría de mis días.
Subo al auto, Alaya ya está dentro de el con una sonrisa enorme en su rostro junto a unas cuantas bolsas llenas de ropas y joyas —¿ya estas feliz? —pregunto, ella se encoje de hombros y me pasa una caja de terciopelo negro.
—Compre esto para ti como regalo anticipado hermano —lo tomo de su pequeña mano y con el ceño fruncido lo abro. Mis ojos se deslumbran con lo que veo en él, un hermoso anillo de zafiro con varios diamantes cubriendo toda la argolla de plata.
—¿Es de mujer? —Asiente —¿para qué me has dado un anillo de mujer?
—Para tu novia, para la mujer que algún día te robe el corazón hermano mio —murmura con voz melosa. Alaya siempre ha sido una joven chica cariñosa, buena he inocente. No conoce el mundo, ha estado rodeada de amor, la familia y yo la hemos protegido de la crueldad de las personas.
El primer rostro que aparece en mi mente es la de aquella mujer de rubia cabellera, de sonrisa simpática, de ojos tan azules como este diamante.
—Lo tomare en cuenta… —respondo decidido. Solo el destino nos unirá, y si estás aquí nos volveremos a encontrar.
GEMA.
Hay tiempos en que la vida nos rodea de una manera inesperada, nos aprisiona y nos ahoga de tal manera que nos asfixia. Toda mi niñez la pase rodeada de mimos y sueños de mi madre, la ambicion de mi padre fue su ruina. Al morir ella… todos esos sueños murieron junto con la desaparicion de mi progenitor.
Estuve en un orfanato hasta que cumplí la mayoría de edad, trabajé en varios restaurantes como cocinera a tiempo completo hasta que conseguí un trabajo en una de las mejores empresas de diseños de los Estados Unidos. Conocer el mundo de la moda, ver a las modelos lucir delicadas prendas femeninas me hizo anhelar ser como ellas estar dentro de ese círculo de la apariencia física y vestirme de marcas caras. No es que sea ambiciosa por que no lo soy simplemente me gusto, es como si hubiera nacido para eso.
Las esperanzas de ser uno de los angeles de Ji Armani eran escasas hasta que un día mientras buscaba la modelo perfecta para presentar su vestido estrella, sus ojos se fijaron en mí, ella solo me miró de arriba abajo se acercó y me soltó el cabello ese que siempre escondía bajo un moño desordenado, este cayo por mi espalda como una cascada hasta más abajo de mis nalgas.
—Eres perfecta, tu belleza deslumbraria a cualquier mortal, incluso tu nombre hace juego con tu hermosura Gema —me ruborice —eres lo que busco, y desde ahora dejarás de ser una simple asistente para convertirte en una famosa modelo. Amalia te ayudará a perder el miedo escénico y aprenderás a modelar por que lucirás una de las mejores obras de mi colección.
Desde ese día supe que mi vida cambiaría...
—Gema...— mi nombre salió como un bello canto de sus labios. Tenia miedo pero no lo demostré, estaba más que aterrada pero me vi enfrentandole, agrediendolo tanto que tuvo que amargarme a la cama —seras mía, ¿estás dispuesta a pecar?, yo estoy más que dispuesto a darte el mejor placer de tu vida.
Obsesión, ese hombre está obsesionado conmigo y aunque su belleza masculina me hizo flaquear no me deje dominar.
—¡Jamás! —refute enojada, removiendome tratando de safarme de aquel nudo que priva mi libertad.
—Mi dulce Gema, no temas lo disfrutaras...
Estoy perdida, perdida y cautiva bajo los confines de Omar Abbar mi captor.
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CAER ENTRE LAS SABANAS DE OMAR ABBAR
RomanceGema Moore es una chica estadounidense que ha viajado a Dubái como modelo de la diseñadora Armani Ji, siendo su primer viaje fuera de los Estados Unidos se vio envuelta entre la emoción por esta enorme oportunidad, comienzo de su carrera como modelo...