CAPITULO 40

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OMAR

—No soporto más esto —murmura Harum. Él fue el único que no pidió a su esposa venir, tampoco era necesario que Hope en su estado viajara. Después que se casó Harum mi madre ahora tiene otro objetivo y es hacerle la vida imposible a la mujer de Harum y mi hermano no hacia nada para defender a su esposa de su adorada madre.

En cierta parte esa era su dulce karma.

Mi padre se ha mantenido callado, aunque he visto la distancia que hay entre mi madre y él, es como si hubieran discutido y ahora su matrimonio dependiera de un hilo. La mano de mi esposa no se ha se ha separado de la mía, no ha dicho ni una sola palabra desde que llegamos por lo cual es extraño.

Después de casi dos horas viendo el espectáculo que el maldito De Rosa armo, mi hermana se acerca a nosotros de la mano de su prometido.

—Espero que estén disfrutando de la velada —saluda el maldito Leonardo con una enorme sonrisa. Miro a mi hermana y algo dentro de mi se rompe al verla tan seria.

—Familia...

—Hija mía no sabes lo mucho que te he echado de menos —mi madre es la primera en hablar, se levanta para ir abrazar a mi hermana, pero mi padre la toma de la muñeca.

—Siéntate. —Ordena mi padre, ella lo mira con molestia, pero asiente y obedece.

—Discúlpeme querida suegra por haberle robado a su hija, pero un hombre como yo no podría dejar una joya atrás mucho menos siendo tan valiosa.

—Leonardo seria bueno que cuidaras tu lengua, una cosa es que nos tengas manipulados y otra es que tengamos que soportar tus chistes malos.

—No es para nada un chiste suegro —especta sin borrar la sonrisa sínica. Mi mano tiembla debajo de la mesa, estoy por sacar mi arma, pero el apretón de mi esposa fue mas que suficiente para controlarme.

El padre de Leonardo aparece con una copa en mano y lo alza ante nosotros —todo sea por un bien mayor, y espero que esta unión traiga hermosos herederos, que Dios bendiga este compromiso —dice antes de asentir y mirar a mi hermana —querida, se bienvenida y siéntete en tu hogar porque ahora en adelante nosotros somos tu familia. Eso es mas que suficiente para que pierda el control. Me levanto de golpe y voy directo hacia él, pero fue cuestión de segundos para que mi puño se detuviera en el aire y mi hermana se enfrentara a mí.

—¡Quítate! —ordeno. Amaya esta parada frente a Leonardo protegiéndolo con su pequeño cuerpo.

—Hermano...

—¡Quítate del medio! —ella niega y da un paso hacia mí.

—No permitiré que se arme una guerra entre nuestras familias, tienes una esposa y un futuro hijo del cual tienes que encargarte, Harum pronto será padre también y esta guerra solo traería muerte y sangre.

—Hermana... —ella niega. Posa su pequeña mano en mi pecho, sus ojos castaño claro me miran con suplica.

—No lo hagas hermano, eres muy importante para mí, no te preocupes por mi bienestar yo estoy bien, estaré bien —la suplica en sus bonitos ojos es mas que suficiente para hacerme retroceder y bajar mi mano.

—Bien —murmuro antes de mirar a mi esposa y extender mi mano hacia ella —vámonos esposa, ya ha sido suficiente para esto —ella asiente y se pone de pie. Gema mira a mi hermana y le sonríe de lado. Ambas se miraban como si guardaran un secreto entre ellas.

—Hazla feliz —murmura mi esposa antes de tomar mi mano y seguirme. Mi familia también hace lo mismo y todos nos marchamos de allí. Cuando llegamos a la suite no pierdo el tiempo y llevo a mi mujer a mi habitación cuando cierro la puerta la abrazo, abrazo su cuerpo pequeño, hundo mi nariz en su sedoso cabello rubio, poso mi mano sobre su abultado vientre y siento como nuestro hijo patea en el lugar donde está mi mano.

CAER ENTRE LAS SABANAS DE OMAR ABBARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora