Capítulo 4

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Pov Samantha.

Llevar a Abril al cementerio no estaba entre mis cosas favoritas, es decir, hubiera preferido no hacerlo. Pero esta tarde realmente quería ir, debía ir. Y no tenía otra opción que la de ir con ella.

Mi vida no ha sido color de rosa ¿hay alguien que realmente pueda decir que su vida es perfecta?, y la tumba de mi padre es parte de mi vida, una parte muy triste pero así es la realidad.

-Llegamos, si lo prefiere... Puede esperar aquí. -dije.

-Dijiste que ibas a visitar a tu padre y estamos en el cement...Oh. -pareció entenderlo.

-No mentí.

-¿Puedo ir contigo? -me encogí de hombros y me bajé del auto, no me preocupé por abrirle la puerta. Ella se bajó y me alcanzó segundos después.

El camino hasta la tumba de mi papá fue silencioso, pero extrañamente no era un silencio incómodo.

-Hola papá. -susurré sentándome en el pasto verde y bien cuidado alrededor de la tumba. Un nudo se formó en mi garganta cuando leí "Homero Rivera" en la lápida. Yo no venía mucho pero intentaba venir aunque sea unos minutos- Sé que tenía un año sin venir y no creas que me olvidé de ti, jamás podría pasar eso. -hable en voz baja, olvidándome de la existencia de Abril- También sé que siempre que vengo me disculpo por pasar tanto tiempo sin visitarte así que, lo siento papá -una lágrima se escapó- Pero no me hace bien estar aquí ¿sabes? Yo... Yo te extraño tanto papá. A veces siento que no puedo más, que las deudas me sobrepasarán, pero entonces recuerdo esa noche... -en este momento ya se me hacía difícil contener mis lágrimas- Esa noche tú me pediste que me asegurara de que mis hermanos comieran ¿recuerdas? Y yo... yo me he encargado todos estos años de que se vayan a la cama con la barriga llena y no me molesta, pero a veces sueño con que llegarás y me abrazarás, como si regresas de un largo viaje. Pero este viaje no tiene regreso y entonces choco contra la realidad... ¿Por qué tú? -las lágrimas rodaban como dos grandes cascadas por mis mejillas sin parar, miré al cielo- ¿Por qué estás tan lejos, papá? Pasan los años y mi resentimiento no parece irse, pero es que no lo entiendo ¿Por qué tenías que llevarte a mi papá? -bajé la mirada- ¿Qué haces en ese asqueroso hueco papá? Tu deberías estar conmigo. Tu deberías ver como tu hija no ha perdido una sola carrera en tu viejo coche... Tú, tú me enseñaste a conducir y estarías tan orgulloso de mi. Soy como tú, papá.

En este punto estoy segura que parecía una niña chiquita llorando. Pero no me importo. De repente sentí unos brazos envolverme en un abrazo por la espalda, me tensé en un principio, pero luego lo sentí. Sentí su perfume y me tranquilicé. Y como si conociera sus brazos desde siempre, me volteé y la abracé también. Abril me abrazó fuerte y yo hice lo que jamás había hecho con alguien, ni siquiera con mis hermanos y tampoco el día que mi papá se fue. Lloré en los brazos de alguien, pero ese "alguien" no era una persona cualquiera, era ella. Abril no dijo nada, simplemente me abrazó y acarició mi cabello suavemente.

Luego de un rato, me calmé, pero seguía con mi rostro escondido en su cuello. No quería que el abrazo terminara, me sentía bien. Pero ella fue aflojando su agarre hasta que nos soltamos.

Pov Abril.

-¿Mejor? -pregunté. Ella me miró. Sus perfectos y hermosos ojos café lucían rojos y estaban llenos de lágrimas aún. En un movimiento que yo no me esperaba, sujeto mi rostro con sus manos, limpiando mis mejillas con sus pulgares, yo había dejado escapar unas cuantas lágrimas porque me había conmovido.

-Tu no deberías llorar. -dijo con un tono de voz bastante ronco.

Yo no podía creer que ella era la que estaba necesitando de alguien a su lado y lo que hacía era preocuparse porque yo estaba llorando, ella era la que limpiaba mis lágrimas cuando alguien debería estar limpiando las suyas.

Kilometraje | RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora