Capítulo 33

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Pov Samantha.

Las lágrimas bajaban por mis mejillas, sentía mis ojos arder y una presión indescriptible en el pecho. Frente a mis ojos se estaba consumiendo el auto de Nuvia y yo solo podía llorar, en un impulso incontrolable me levanté y comencé a caminar hasta el auto, limpie mis lágrimas y luego empecé a correr hasta el auto, hacía calor, demasiado calor y mis ojos intentaban encontrar una manera de entrar al auto, cuando creí que entraría unos brazos me abrazaron y me cargaron fuera del lugar.

-¡NO, SUELTAME, TENGO QUE SACARLA DE AHÍ, SUELTAME!

Pataleaba y gritaba con todas mis fuerzas pero aún así no me soltaba, era fuerte, más que yo.

-¡Cálmese! Los bomberos ya están haciendo su trabajo... ¿Sufrió usted algún daño?

Negué con la cabeza mientras las lágrimas me cegaban y volvía al piso a llorar.

-¡NUVIA, NUVIA! -escuché su voz- ¡NUVIA NO ME DEJES! -mi corazón se rompió.

Tapé mi rostro con mis manos mientras sentía que no podía dejar de llorar.

-¡SAMANTHA! -volví a escuchar su voz y me negaba a levantar la vista pero el me rodeó con sus brazos sentándose en el piso también- Dime que esto no está pasando.

-Vicky... Lo... Lo siento... -me abrazó más fuerte y comenzó a llorar con más fuerzas, ella parecía una niña indefensa entre mis brazos, yo solo podía abrazarla fuerte mientras la dejaba llorar.

-Ella.. No... Yo... Amo... - no entendía ni una palabra de lo que decía porque su respiración era inestable.

-Extinguimos el fuego, sin sobrevivientes. -escuché un bombero decir a otro.

Mi corazón decayó y mis lágrimas se hicieron todavía más presentes.

-¡NO! NUVIA....

La abracé con más fuerza mientras el luchaba por salirse de mi agarre, terminó rindiendose y llorando en mi.

Cinco horas después

-Toma esto, por favor.

Tomé aquel vaso entre mis manos e intenté sonreírle, pero es que no podía. Estábamos en una sala esperando que nos pudiéramos llevar el cuerpo sin vida de Nuvia. Vicky estaba desecha en una silla, no había parado de llorar y no quería hablar con nadie. Llegó Rocio y los familiares de Nuvia. Abril nunca se fue de mi lado. Ella estaba sentada en la silla a mi costado y me acariciaba suavemente el brazo mientras yo intentaba dejar de llorar.

Al día siguiente.

-Ari, ya debemos irnos.

Había llegado la hora del último adiós. Yo estaba vestida completamente de negro y usaba unos lentes oscuros, cuando Abril bajó las escaleras ella también vestía de negro. Tomó un paraguas negro y lo llevó consigo mientras yo la esperaba en la puerta. El clima el día de hoy estaba como mi ánimo.

-Vamos... -se inclinó y me besó- Todo va a estar bien.

Yo asentí y le ayudé a ponerse su abrigo, cerré la puerta detrás de nosotras y bajamos de aquel elegante edificio. Nos subimos a su camioneta pues yo no quería manejar.

Al llegar al cementerio visualicé a Vicky vistiendo un traje negro y un abrigo largo bastante elegante encima, llevaba lentes oscuros y simplemente estaba parada ahí observando la lápida de la que fue su novia. Lloraba, podía notarlo porque de vez en cuando limpiaba sus mejillas. Había mucha gente pues a Nuvia la querían muchas personas, agaché la mirada y Abril apretó mi mano como alentándome a que fuese fuerte. Sonreí a medias y caminé hasta donde Vicky estaba, cuando me miró me abrazó inmediatamente. Yo intenté no llorar pero se me hacia imposible. Podía sentir su dolor, sus lágrimas, su corazón hecho añicos porque yo me estaba sintiendo igual, aunque para ella debe ser el triple de difícil.

Kilometraje | RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora