Pov Abril.
Dos días después de navidad nosotras aún estábamos en casa. Leah jugaba feliz con sus juguetes nuevos pero el que más le gustaba era aquel auto en el que ella podía andar. No había nada mejor que ver la cara de felicidad de aquella pequeña personita y luego estaba la maravillosa sonrisa del amor de mi vida mientras veía a nuestra hija. No podía pedir nada más.
-Ari, ¿vas a atender o...?
Mi teléfono estaba sonando y yo ni siquiera lo había notado. Sacudí un poco mis pensamientos y lo tomé.
-¿Diga?
-Hola hija. Hoy tenemos la cena de la empresa, ¿vendrás?
-Sí, claro. ¿Leah puede ir?
-Se aburrirá hija, nosotros dejaremos a Amairani con tu antigua nana. ¿Por qué no la dejas en casa y vienes con Samantha?
-Tienes razón, y la Nana estará feliz de conocerla. Nos vemos allá, papá.
-Hasta la noche, princesa.
Colgué y sonreí, primero porque amaba la manera en la que mi relación con papá había mejorado y luego, porque Leah podría conocer a la mujer que me crió, técnicamente. Ella es un amor y aunque no fuese de mi familia, yo siempre le dije nana y ella siempre me consideró su hija.
-Samy, ¿me quieres acompañar a una cena hoy? -pregunté mientras la abrazaba por la espalda y mi boca quedaba justo en su cuello.
-Claro, pero no hagas eso.
-¿Qué cosa? -susurré contra su piel y pude notar su piel erizada. Besé un poco la zona que para ella era un punto débil y luego jale con los labios el lóbulo de su oreja.
-Ari. -suspiro.
Dejé un beso en su cuello, corto y húmedo. Y así la dejé. La escuché gruñir cuando me alejé y yo reí. Caminé hasta la cocina luego de ver a Leah bastante entretenida tratando de armar algunas piezas de lego.
De pronto sentí el cuerpo de Samantha en mi espalda, empujándome contra la encimera. Sus dedos finos hicieron mi cabello hacia un lado dejando mi cuello y mi hombro libre. Todo mi cuerpo se erizó, anticipando lo que venía y ella rió. Tenía tanto efecto en mi como yo en ella. Sus labios se posaron en mi hombro, que buena idea la mía de ponerme una camisa de tirantes hoy. Hizo un camino de besos desde ahí hasta mi cuello, mordió y lamió a su gusto y yo me sentía más sensible que nunca.
De un solo movimiento, me volteé y atrape desesperadamente sus labios, mis manos se fueron a su cuello mientras las de ella sujetaban mi cintura. Su lengua no pidió permiso alguno y se mantuvo en una deliciosa guerra contra la mía, cuando hizo succión de mi labio inferior un gemido leve se escapó de mí y ella sonrió. Sus manos se fueron hasta mi trasero, lo apretó y me subió a la encimera, sin dejar de besarme.
Yo sentía todo tan intenso. Maldito embarazo. Sus manos estaban en mis muslos y acariciaba increíblemente lento para la velocidad en la que nos estábamos besando, cuando sus manos llegaban casi a mi entrepierna ella volvía a bajar. Era torturante.
Pov Samantha.
Tener a Abril así era una de mis cosas favoritas y con esto del embarazo parece estar mucho más sensible. Yo sabía que si la tocaba en un punto sensible, aún sobre la ropa, ella acabaría. Así que decidí torturarla y dejar todo para esta noche. Bruscamente corte el beso y me separé de ella, viéndola con sus labios hinchados, el pelo desordenado y su respiración agitada. Le sonreí y salí de ahí, sin más. Me senté en el sofá y miré la televisión mientras Leah jugaba a algo en el suelo.
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Kilometraje | Rivari
FanfictionAbril Garza ha entrado muy rápido en los negocios de su padre. A sus 22 años maneja algunas de las Empresas Garza, y se ha encargado de ganarse el respeto de todos los que trabajan para ella. Se había convertido en una persona dura en los negocios...