Capítulo 41

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Pov Abril.

Esa noche le hice el amor como nunca antes, le di a entender que yo la amaba, que yo amaba cada parte de su cuerpo y que ella era tan mía como yo suya.

Ya habían pasado dos meses desde aquella noche y todo había vuelto a la normalidad, relativamente. Lo único que no me dejaba estar tranquila era que aún no habían capturado a los culpables de mis días de infierno.

Salí de la ducha y me vesti formalmente para ir al trabajo, llevé mi vista hacía la cama y sonreí inconscientemente. Samantha estaba dormida boca abajo y la sabana tapaba su trasero, pero sus piernas y su espalda desnuda estaba a mi vista. Era una imagen perfecta. Ella y yo estábamos en nuestro mejor momento, excepto cuando llegaba Juan y ella se ponía celosa. Yo la entendía pues era mi culpa, no había podido deshacerme de ese idiota todavía, pero casi siempre estaba fuera de la ciudad lo cual jugaba siempre a nuestro favor.

Me acerqué a la cama y besé sus labios delicadamente, acaricié su mejilla mientras ella abría los ojos. Sonreí al notar que se había despertado. Las comisuras de sus labios se elevaron también.

-Ya debo irme a trabajar, mi amor. Compraré comida y almorzamos juntas ¿vale?

Ella asintió.

-Por cierto, ¿Hoy no ibas a hacer las fotos esas?

Ella se sobresaltó y se sentó en la cama. Yo me reí por su reacción. Samantha ahora estaba trabajando para una revista que le suplicó ser la portada de este mes. Samantha se negaba a ser modelo pero terminó aceptando, también había ganado unas cuantas carreras así que estaba económicamente excelente y eso me enorgullecía total.

-Nos vemos en el almuerzo, te amo.

Le dí un corto beso y tomé mi bolso para irme, cuando estaba apunto de salir.

-¡YO TAMBIÉN TE AMO! -escuché.

Tomé una manzana de la nevera mientras sonreía al escucharla, tomé las llaves del auto y camine a la puerta.

-Espera...

Voltee y la miré, venía caminando hacía mi completamente desnuda y me veía como un depredador ve a su presa. La miré de arriba hacia abajo, recorrí su cuerpo con la mirada como si jamás la hubiera visto o tocado.

Sin permiso alguno y casi a la fuerza, me besó. Su lengua comenzó a jugar con la mía salvajemente, mi espalda se apoyó en la puerta por la fuerza que ella estaba usando al besarme y tocarme. Solté de golpe todo lo que yo tenía en las manos. Comenzó a desabrochar velozmente mi pantalón y sin bajarlo, metió su mano dentro de mi ropa interior acariciando mi zona más sensible. Yo no necesitaba más lubricación, con ese beso y su actitud Samantha me tenía completamente mojada. Comenzó a besar fuerte mi cuello y con su mano libre acarició uno de mis pechos. Me mordió levemente el cuello mientras dos de sus dedos entraban de golpe en mi, comencé a gemir mucho más fuerte por lo rápido que Samantha estaba haciendo esto. Era delicioso. En menos de lo que yo esperaba, exploté en un orgasmo. Estaba agitada y excitada. Samantha sonrió victoriosa contra mis labios mientras abrochaba mi pantalón.

-Samy... Qué hac... Debo cambiarme.

Ella negó con la cabeza mientras acomodaba mi ropa.

-Me pones tanto vestida así, lo digo en serio. -acomodó mi blusa- Irás a trabajar así y, cuando vuelvas, te haré el amor con esto puesto otra vez. -casi susurró con la voz extremadamente ronca- Que tengas un buen día en la oficina, mi amor.

Me dió un corto beso, me guiñó y se fue caminando al cuarto. Casi desistí de la idea de ir a trabajar hoy pero tenía que hacerlo. Arreglé mi cabello un poco y examiné mi ropa, acto seguido salí de mi casa.

Kilometraje | RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora