IV

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Aquí les dejo una preciosa animación que fue la que detonó la idea para esta historia. Wattpad no me deja poner dos videos, pero también les recomiendo escuchar la canción de Limón y sal de Paulina de la Mora, digo, Julieta Venegas jajaja. Sin más, disfruten la lectura.

Advertencia: Escenas subidas de tono. Mantenganla mente bien abierta.

 Mantenganla mente bien abierta

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Wolfind. 22 de diciembre a las 09:09. Menos de doce horas hasta la próxima mitad del ciclo lunar.


Tony fue el primero en despertar, aún con Steve bien aferrado a él, durmiendo tan tranquilamente que se permitió el lujo de velar su sueño un poco más. Steve, cuando realmente caía perdido en la cama después de un día pesado o una noche de desvelo haciendo el amor una y otra vez (que era casi siempre), roncaba de una manera bastante singular y extremadamente graciosa para él. Inflaba ligeramente los cachetes a la hora de inhalar el aire, y luego lo dejaba salir de una forma tan perezosa por sus labios que se escuchaba claramente el cómo exhalaba. Esto por supuesto que hacía sus ronquidos lo suficientemente audibles como para no dejar dormir a cualquiera, pero no para él. Amaba todo de Steve, y eso incluía sus ronquidos que, más que molestarlo, le arrullaban durante las noches. Y claro, después de su crisis de madrugada a causa de sus pesadillas y de que él le acunara entre sus brazos, el rubio prácticamente había dormido como todo un bebé, ocasionando sus ronquidos peculiares.

Rio muy bajo, hipnotizado por la forma de roncar de su novio. Pasados unos minutos que sintió como segundos, se removió entre los fuertes brazos para poder descender en el colchón y quedar a la altura del rostro de Steve. No pudo resistir las ganas y terminó por besarlo, capturando sus labios con los suyos para acariciarlos de forma gentil.

—Ey, despierta, cachorrito —habló contra los labios ajenos.

Steve rezongó entre sueños, frunciendo el ceño.

—Tony, no me llames así —dijo más dormido que despierto.

Steve se acomodó mejor sobre el colchón y le estrechó más fuerte, dándole un piquito tronado en los labios antes de pegar la punta de la nariz con la suya y relajarse con toda la intención de volver a dormir, renuente a querer levantarse de su cómodo lugar. Sus cuerpos desnudos se acariciaban por debajo de las sábanas, compartiéndose calor mutuamente en esa fría mañana de diciembre.

En cualquier otra situación, el frío que quema al nada más apartar las sábanas habría sido suficiente para devolver a Tony a la cama para quedarse ahí más tiempo. Incluso, cuando era joven, le costaba volver a entrar en calor después de que el frío se colara debajo de las sábanas, esperando a que su madre fuera a despertarle casi gritándole porque ya era tarde para la preparatoria, dando inicio a un nuevo y horrible día de escuela en donde seguro terminaría con algo pegado al cabello gracias al acoso. Fueron días pesados, y ahora pensaba que para Steve debieron haber sido mucho peor. El pobre habría tenido que despertar en medio del frío de esa cueva, y como si fuera poco, despertar completamente solo, sin que nadie fuera a reprenderlo porque se le hacía tarde para el colegio, consciente que tendría que enfrentar otro día de aburrimiento y soledad. Ese pensamiento le hizo pensar en lo afortunado que ambos eran por tenerse en ese mismo momento, dándose calor al uno al otro, abrazándose y compartiendo su compañía.

La Bestia de Wolfind (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora