Capítulo 10

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Pov Poché:

Había transcurrido un mes desde que llegamos mamá y yo a la residencia de los Calle. El tiempo prácticamente se esfumó con tanta rapidez que era incapaz de comprender la velocidad con la que había pasado este.

Durante aquel lapso de tiempo entable una bonita amistad con Juliana, mientras que mi relación con Daniela era prácticamente idéntica a la del primer día.

Apenas nos dirigíamos la palabra, aunque he de confesar que me permitía observarla con detenimiento cada vez que ella derramaba toda su atención a la tarea que realizaba. Con el tiempo, comencé a obsesionarme con ella, me escondía, la espiaba, la observaba, la estudiaba, la memorizaba..., fue así como descubrí todas y cada una de sus manías.

Como por ejemplo, que siempre colocaba su reloj en la muñeca derecha, o que su primera gota de colonia iba a parar siempre en el mismo lugar, justo detrás de su oreja izquierda, o que siempre comenzaba a colocarse el gloss por su labio inferior, o que sus hebras se enredaban entre su dedo índice y corazón cuando el nerviosismo interrumpía su calma, o por ejemplo, que sus pupilas se dilataban casi de forma imperceptible cuando nuestras miradas chocaban por algún motivo.

Odiaba admitir que mi corazón rebotaba como loco cuando ella pasaba cerca de mí, detestaba confesar que mi estómago se apretaba cuando, por algún motivo, ella terminaba a milímetros de mi boca.

Aborrecía la idea de ser tan débil y rogar cada noche por ella, por sentirla pegada a mí, porqué su pecho se estrujara como lo hacía el mío cuando se acercaba.

Me jodía saber que en tan poco tiempo ella había logrado que yo sintiese tanto, me jodía saber que yo ella la única que sentía eso, me jodía no poder controlarlo, me jodía ser tan débil, me jodía sentir lo que sentía por ella, me jodía saber que acabaría lastimada, me jodía, o mejor dicho, no quería reconocer, que estaba estúpidamente enamorada de ella, de Daniela Calle.

Aquella mañana, como venía haciendo las últimas semanas, me escondí tras la puerta de su habitación, observando su figura por la pequeña rendija que permitía ver todo lo que ocurría dentro de la habitación.

Aunque esta vez todo fue diferente, pues por milésimas de segundos, su mirada chocó con la mía, provocando que ella detuviese sus movimientos y que un escalofrío se instalará en mi columna vertebral.

C- Pero qué carajos- escuché su tono de voz severo.

Mi cuerpo se impregnó de un sudor frío, cerré mis ojos y tragué grueso. 

P- Mierda- susurré.

Daniela me había descubierto.

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Holaa🤍🤍 cómo andan??

Espero que os guste el capítulo ☺️☺️

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