Capítulo 52

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Pov Calle:

La calidez de su cuerpo impacto de lleno con el mío, los escasos centímetros que quedaban entre nuestras bocas solo eran meros expectantes del ya conocido próximo movimiento. Sentí sus dedos afianzar el agarre que tenía en mi brazo, dejando que aquella delgada línea del dolor comenzara a sobrepasarse.

Sus uñas se clavaban tímidamente en mi piel, cómo si ella supiese que si me escapaba perdería las últimas esperanzas que poseía.

Me miró, allí estaba ese verde oliva, verde que empezaba a camuflarse tras el negro azabache de su pupila.

Dilatada, penetrante, desgarradora, necesitada...

Aquella maraña desconcertante de palabras que sus ojos gritaban me atrapó dejándome hipnotizada. Cualquier ruido que rellenaba el mundo que cubría nuestros cuerpos se silenció, dejando solo el leve sonido de su respiración.

Inestable, ágil, densa...

Ella estaba nerviosa.

Podía sentirlo, yo conocía a la mujer que estaba frente a mí, por mucho que intentara percibirla como una simple desconocida.

Su mirada me recorría el rostro, expectante, como si quisiese descubrir mi próximo movimiento, como si a través de la mirada pudiese transmitirme todo lo que con palabras no era capaz de decir. Ella me observaba tan profundamente que sentía como sus pensamiento se unían con los míos creando una confusa conexión.

El aura de tensión que nos persiguió desde nuestro primer encuentro se presentó de nuevo, allí, sobre nosotras, dejando que la necesidad y las ganas que ambas nos teníamos quedasen expuestas y ocultas a la vez.

Maldita María José.

Quería escapar de allí, darle un empujón y salir por aquella puerta, perderme y no volver a verla jamás.

Pero yo ya estaba perdida, perdida en su mirada, pérdida en mis ganas de ella.

Perdida y altera, alterada por las ganas que tenía de que ella acercase su boca a la mía, no para hablar, no para jugar, no para incitarme...

La quería a ella, a ella dentro de mí, mezclada con mi sangre y ahogadas en el deseo; aunque la razón me advirtiese de que eso estaba mal, de que solo me dañaría, se saciaria de mí y se marcharía de nuevo, como ya hizo una vez.

Aunque las alarmas parpadeasen advirtiéndome en mi interior de que huyera de ella, solo era capaz de escuchar a mi corazón que latía frenético a la espera de aquel acercamiento, aquel detonante que dejaría la puerta abierta a la necesidad que me había encargado de esconder durante todos estos años.

A la necesidad de ella...

De su sabor.

De su textura.

De su olor.

De su piel.

A la necesidad que mi cuerpo y mi alma tenían por María José Garzón.

Me sentía tan jodidamente débil, me jodía tanto admitir que siempre había sido de ella...

Me jodía tanto todo que comenzaba a cuestionarme si el amor solo servía para joderte la vida.

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Holaa🤍🤍 cómo andan??

Espero que os guste el capítulo ☺️☺️

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