Capítulo 21

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Pov Calle:

Cerré la puerta de mi habitación con brusquedad, permitiendo que la soledad nublase de nuevo mis sentidos. La sensación de sus dedos recorriendo sutilmente mi piel, aún se extendía por mi organismo, acompañando al miedo y la ansiendad que inundó mi ser cuando ella se fue.

Me dejé caer en la cama cerrando los ojos con fuerza, rogando a no sé quién que borrarse de mi existencia y recuerdos lo que hace escasos minutos había experimentado con María José.

Sentía que estaba comenzando a enamorarme de Poché y eso, eso simplemente no podía ocurrir.

Necesitaba hacer desaparecer aquella sensación de asfixia que se instalaba en mí cuando pensaba en ella, necesitaba alejarme, alejarla, separarme, separarla, olvidarme, olvidarla...

Quería arrancar de mi pecho aquella necesidad que crecía en él, aquella necesidad de protegerla, mimarla, cuidarla, amarla, desearla...

Ansiaba escabullirme de la burbuja de necesidad que comenzó a crearse alrededor de ambas, dispuesta a retenernos en aquel mar de emociones que yo no estaba preparada para afrontar.

Aquel pequeño mar de sentimientos navegó ajeno a mí, y como era costumbre yo me quedé barada en el desapego, en el rechazo, en la tristeza, en la oscuridad, en la ansiedad, en la frialdad humana que nunca nadie se atreve a mostrar.

Crecí viendo a diario una lágrima recorrer mi rostro cuando me veía al espejo, era obvio que no sabía lo que era el amor, porque nunca lo vi proyectado en aquel reflejo demacrado de un ser vacío, es decir, yo.

Yo no estaba hecha para ella, ni siquiera el amor estaba hecho para mí; nunca, en toda mi existencia, probé gota alguna de aquel elixir que todo el mundo obtenia desde que era pequeño.

Y ahora, que me convertí en un ser adulto, tampoco lo quería, había renunciado al amor, me había prometido no amar nunca a nadie, me había jurado no darle a las personas lo que yo, en toda mi existencia, nunca recibí; pero nunca fui consciente de un pequeño detalle...

El amor era tan fuerte, que quizás, el hecho de querer controlarlo, era precisamente lo que me hacía perder el control frente a ella.

Tal vez tenía que aceptar que los sentimientos son imposibles de controlar y aunque la idea de dejarlos fluir me aterraba, quizás ellos eran la solución para acabar con toda la oscuridad que reinaba en mi vida.

Quizás la vida comenzaba después de aquella oscuridad, de aquel miedo, de aquel temor...

Y quizás, solo quizás, debía enfrentarlos para comenzar a vivir y dejar de sobrevivir, como llevaba haciendo desde que comencé a existir.

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Holaa🤍🤍 cómo andan??

Espero que os guste el capítulo ☺️☺️

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