Pov Calle:
Mi cabeza daba vueltas extasiada, me encontraba completamente satisfecha y el placer aún recorría ciertas partes de mi cuerpo entumeciéndome las extremidades.
Cerré mis ojos dejándome llenar por las maravillosas sensaciones que se dedicaban a impregnar cada poro de mi cuerpo, mientras sentía los dedos de Poché todavía llenando mi interior.
Aún con la respiración errática, advertí el calor y peso de un cuerpo, ella se había recostado sobre mí consiguiendo deshacerse de la opresión que mi centro ejercía sobre ella, gemí ante la sensación de vacío.
Su aliento chocó con mis labios, haciéndome abrir mis ojos lentamente. Mi corazón saltó al descubrir a aquel verde aceituna observándome de forma penetrante. No fuí consciente hasta ese momento de lo que había echado de menos esa tonalidad, de las veces que la busqué con ansias deseandola encontrar.
Nunca fui consciente de eso, de mi necesidad constante por recordarla, imaginarla, desearla, rogarla a mi lado, nunca fui consciente de esa necesidad que se encontraba en magnitudes desorbitantes cubriendo mi cuerpo, necesidad por volver a tenerla así, a mi lado, pegadita a mí, sin importar nada, sin que la nadie existiese en nuestro alrededor, en nuestro mundo, en nuestra unión.
Era tanto lo que sentía en esos momentos que mis palabras se atoraban en mi garganta, a pesar de observar esos ojos clamando por escuchar una, aunque fuese una estupidez, un insulto, un menosprecio.
Las letras enmudecieron en mis cuerdas vocales, que a pesar de su intento por vibrar, colapsaron muertas de miedo, miedo al escuchar este canturreo de golpes en la puerta.
Uno, dos, tres golpes llenaron el lugar tensando nuestros cuerpos, pero no nos movimos.
Cuatro, cinco, seis golpes fueron los desencadenantes de que nuestras ahora estables respiraciones se transformaran lentamente en un hilo estasiado de aire que apenas era capaz de salir de nosotras.
Asfixia, opresión,terror, tristeza... aquellas sensación ondeaban por mi cuerpo pero yo no quería separarme de ella, no esta vez, no de nuevo.
Nuestras miradas coincidieron de nuevo aterrados, nuestros cuerpos seguían manteniendo su unión aunque fuesen conscientes de que esta colapsaría en varios instantes. Ambas nos enloquecíamos entre silencios sollozos intentando alargar lo máximo posible aquel calor, aquel toque, aquel encuentro, aquel recuerdo, aquel sabor, aquel olor...
S- Daniela- la voz grave de Sebastián se escuchó por primera vez en el espeso silencio que nos habíamos encargado de formar ambas.
Me latió el corazón.
La respiración de Poché comenzó a ser irregular, dejándome sentirla sobre mis labios.
C- Yo...- susurré rogando porque leyera mis intensiones.
María José no se movió.
C- Poché, yo... necesito- tragué desviando mi mirada a cualquier punto que no fuesen sus ojos.
La escuché suspirar, segundos después dejé de sentir la pesadez de su cuerpo sobre mí.
Una extraña sensación recorrió mi sistema, no sabía muy bien el por qué de esta pero provocó en mí un amargo sabor de boca.
C- Gracias- murmuré recomponiendo mi ropa.
Mis dedos se deslizaron ágilmente alisando mi enredado pelo, todo sucedió con suma rapidez, no era capaz de pensar, hablar ni mirar nada donde Poché estuviese implicada.
Segundos después salir por aquella puerta encontrándome con el rostro de Sebastián.
Como era costumbre dibujo una sonrisa abierta en sus labios.
S- Amor me tenías preocupado- murmuró dejando un pico en mis labios.
Esta vez ese beso provocó en mí una extraña sensación de desagrado.
Mi mundo se había vuelto patas arriba, lo que antes amaba ahora detestaba, la opresión en mi pecho regresó de nuevo, la lucha entre el deseo y la razón se reanudó desorganizado mi vida, o quizás, solo quizás...
Me había dedicado a fantasear con una existencia que no era la mía y ahora me había chocado con la realidad.
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Holaa🤍🤍 cómo andan??
Espero que os guste el capítulo ☺️☺️
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🤍 GRACIAS 🤍
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Ansiando escapar
FanfictionDaniela Calle, pertenece a la familia más adinerada de Miami, ella es considerada el ser más prepotente de la cuidad, por lo que nadie se atreve a dirigirle la palabra a menos que ella se lo permita. María José Garzón es todo lo contrario a ella, pr...