LUKE
Observo a Sebastian golpear una piedra solitaria en la acera mientras acomodo los lentes de sol sobre el puente de mi nariz. El capo de mi auto ya se encuentra frio, así que puedo apoyar mi trasero en el sin ningún problema mientras observo a mi amigo tener un berrinche digno de un niño de dos años.
Hace veinte minutos aparqué frente a la entrada del edificio de Samantha y aunque Seb creía que en unos segundos estaría hablando con su, no estoy seguro si aún, novia, las cosas se complicaron un poco. Al parecer Sammy había sido bastante rápida en divulgar la noticia que el chico no era bien recibido en su hogar, pues el portero con una cara bastante seria le había dicho que ya no se encontraba en la lista de visitantes permitidos y que debía llamar a la propietaria del apartamento para que permitiera su ingreso.
- Vamos Justin, me has visto un millón de veces.
Y por la mirada que el hombre le había dedicado a mi amigo, estaba seguro que se arrepentía por cada una de esas veces. Luego de confirmar con mi reloj que habían pasado cinco minutos más, estaba a instantes de pedirle a Sebastian que desistiera y nos fuéramos a casa, o al estudio, o a un lugar donde nuestra presencia no fuera mal vista, cuando la puerta de vidrio se abre dejando ver a una menuda rubia con uniforme médico.
Sebastian se voltea con rapidez, caminando los pasos que lo separan de Camille y dedicándole una espeluznante sonrisa de victoria. Cuando la chica se percata de quienes somos acomoda su espalda para lucir más alta y su entrecejo se frunce al instante, sé que Camille no es la persona más extrovertida que existe pero al ver a Sebastian frente a ella olvida cualquier rasgo de timidez que pueda tener mientras le da a mi amigo un escaneo rápido que termina en una mala mirada, junto a un chasqueo sordo con su lengua que demuestra el descontento que siente por tenerlo cerca.
- No eres muy bueno en recibir mensajes, ¿cierto? – pregunta seriamente, acomodando la mochila azul cielo contra su hombro.
- Necesito hablar con Samantha.
- Sammy no quiere hablar contigo, entiende la indirecta.
Ambos entran en una lucha de mirada que logra hacer sonrojar a Camille, sin embargo debo darle créditos por no desistir. Cuando se cansa del chico, la observo dar un pequeño paso atrás pues Sebastian ha comenzado a invadir su espacio personal, ese es el momento en que decido intervenir.
- Lamento estar en medio de esto, pero Seb no renunciará hasta conseguir lo que quiere. ¿Hay alguna forma de acabar con esto de una vez por todas?- pregunto viéndola directamente a la cara, mientras apoyo mi mano izquierda en el hombro de Sebastian, quizá con más fuerza de la necesaria.
Camille suspira, dedicándome una pequeña sonrisa agotada mientras se sonroja un poco más. La chica nos da ligeramente la espalda mientras extrae su teléfono en silencio de la mochila, aprovecho su repentina distracción para detallarla un poco sin tener que incomodarla. Sé por Sammy que Camille se encuentra desde principios de este año en prácticas en hospitales, pronto se graduará de médico, lo que explica sus grandes ojeras y su expresión cansada. Me parece impresionante como las personas pueden dedicar su vida a curar a otros, y aunque mi trabajo no tiene ni un poco que ver con eso si entiendo el sentimiento de amar tanto lo que haces que puedes dejar de lado cosas básicas como dormir más de cuatro horas diarias o ir al cine con tu familia.
Ese pensamiento invasivo me hace sentir más conectado con Camille, e incluso tengo el repentino deseo de abrazarla y desearle un buen día en el trabajo. Afortunadamente logro controlarme, pues no es que tenga mucha confianza con la amiga de Sammy y ya la situación es malditamente rara como para empeorarla.
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Hands in the dark ( #1 Trilogía Heatstroke)
RomanceSamantha solo quiere amar las cosas sencillas de la vida: reírse en el trabajo con sus amigos, tener citas espontáneas con su novio y compartir historias con alguien antes de dormir El problema radica en que su trabajo es una mierda, su novio un imb...