LUKE
Besé a Samantha, la besé muchas veces en distintos lugares, posiciones y velocidades pero lo más importante de resaltar es que: Bese. A. Samantha. Luego del fiasco de besar y huir, la chica vino a mi casa básicamente a gritarme que yo también le gustaba y a convertirnos en adolescentes lamiéndonos la cara.
Durante más de una hora me encargué de abrazarla fuertemente contra mi pecho, darle besos cortos, húmedos, largos y secos hasta que se hizo un poco tarde y me dijo que debía irse a casa. Aunque me habría encantado que se quedara no quería presionarla y suponía que ambos necesitábamos tiempo a solas para procesar lo que había ocurrido, sin embargo la llevé en mi auto hasta la entrada de su edificio, compartiendo exclusivamente miradas tontas y pequeños roces de manos.
Mi camino de regreso estuvo lleno de música de celebración, pequeños chillidos y gritos de felicidad y, al llegar a casa, de atenciones a mi pobre polla que básicamente lloraba por una caricia. El olor de Sammy me acompañó durante el resto del fin de semana, junto al hormigueo en mi mano por sentir la suavidad de su piel contra la mía.
No mentiré diciendo que era la primera vez que me masturbaba pensando en ella, sin embargo el haberla tenido tan cerca me hacía evocar un millón de escenas en mi cabeza donde la probaba en cada posición existente y sobre todas las superficies semi decentes de su casa, la mía o cualquier lugar lo suficientemente solitario. Su aliento a menta se intensificaba de cerca, y al besar su cuello pude comprobar que el olor de su champú de chocolate se sobreponía a su loción corporal
El domingo tuve que viajar a las afueras por el cumpleaños de mi hermanita Patricia, sin embargo estuvimos hablando constantemente por mensajes de temas banales pero divertidos. La mañana siguiente en el estudio tuve que regañarme mentalmente por evocar escenas específicas del sábado en la noche donde Sammy y sus labios eran los protagonistas, pues ya todos se habían dado cuenta de lo distraído que estaba y no necesitaba sumarle a eso una erección en medio del ensayo.
Con mi cerebro de vacaciones en Sammylandia me permití abandonar la oficina unas horas antes de lo normal explicando que tenía unos pendientes personales por hacer. Aunque nadie me dijo nada sé que ninguno me creyó, vivíamos tan unidos que básicamente escribíamos la agenda del otro, pero decidí que por ahora mantener mis secretos podría ser lo mejor.
Subiendo a mi auto, le envié un mensaje de texto a Samantha para saber si estaba en su casa y si podríamos vernos. La respuesta no tardó en llegar, acompañada de una foto. La imagen mostraba a una Sammy muy sonriente, en el espejo del baño de algún Starbucks cualquiera, llevaba un conjunto azul marino de blazer y falda pegada a las rodillas y una camisa blanca básica abajo.
Sammy: Te gusta mi atuendo de periodista profesional? Lizzie me ayudó a escogerlo, lo compramos ayer.
Yo: Lizzie debería ser estilista, te ves hermosa.
Yo: aunque quizá enamoraste a tu jefe, lo cual no sería beneficioso para mí.
Yo: Créeme, si fuese el encargado de la entrevista y llega ese bombón, tendría serios problemas.
Sammy: Luke! Ya basta! Me sonrojas!
Yo: Acostúmbrate.
Yo: ¿Entonces te fue bien?
Sammy. Por qué no te lo cuento en persona? Estoy entrando a mi casa.
Sin decir más nada me pongo en camino, hago una pequeña parada en una tienda de donas y compro los dulces y té. Es apenas mediodía así que sé que seremos tan solo Sammy y yo, lo que me emociona de sobremanera pero al mismo tiempo me hace sentir un agujero en la boca del estómago, pues no sé si las cosas se darán de forma natural.
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Hands in the dark ( #1 Trilogía Heatstroke)
RomanceSamantha solo quiere amar las cosas sencillas de la vida: reírse en el trabajo con sus amigos, tener citas espontáneas con su novio y compartir historias con alguien antes de dormir El problema radica en que su trabajo es una mierda, su novio un imb...