SAMANTHA
Después de haberme declarado enferma, de no cambiarme del pijama cómodo que me hacía sentir segura, jugar todo el día a la consola con Luke, tenía que volver a la realidad. Ponerme mis pantalones o vestidos de mujer responsable e ir a trabajar, sabiendo que tenía más trabajo del que podía soportar y un ambiente laboral pésimo.
Tuve un pequeño respiro con la visita de Luke, aunque pensándolo bien no sé qué es peor, avergonzarme frente a él o mis jefes pidiendo que haga el trabajo que deberían hacer dos personas y medias.
Hoy me levanto temprano decidida a vestirme con mis mejores prendas y arreglarme, no todo en mi vida tiene que estar hecho un desastre.
Cuando llego al trabajo Danielle no está en su camerino, me acerco al camerino de Roger y no me sorprende verlo organizando sus papeles. Roger y yo no hemos interactuado mucho pero lo que he visto de su trabajo es bueno, responsable, no sé qué pensar cuando es tan buen amigo de Danielle.
El día empieza movido, redactar para dos personas distintas es complejo, afortunadamente tengo zapatos cómodos porque no paro de moverme, subir y bajar escaleras, buscar impresiones, pedir comida, escribir y editar los segmentos y las noticias. Danielle está feliz viendo mi ritmo de trabajo y la muy perra pasa toda la mañana con una gran sonrisa en su rostro.
- Me caes mejor así ocupada, no tienes tiempo para dar ninguna de tus respuestas ingeniosas – Danielle me da la espalda mientras su pelo largo se mece.
Roger no es tan independiente como parecía, al parecer no sabe leer y me pide que lea varias veces los papeles que le facilito. Mis jefes me llaman cada cierto tiempo para preguntar cómo va mi día y tengo que reunir la poca energía que tengo para no ser grosera y responder rápido para seguir trabajando. Varias entregas quedan retrasadas durante ese primer día y por eso no salgo a las cinco como lo hago normalmente, sino a las siete. Estoy tan agotada que pido un taxi para no caminar la pequeña distancia que hay entre mi trabajo y mi apartamento. Me convierto en un oso perezoso porque no paro de arrastrar mis pies.
Cuando llego a casa, Lizzie está viendo algo en el televisor, mis fuerzas solo me permiten inclinar la cabeza un poco. Casi me desmayo subiendo las escaleras hasta mi cuarto, mis pies duelen y mis piernas arden, me baño rápidamente y solo necesito apoyar mi cabeza sobre la almohada para caer en un sueño reparador.
Tengo varios mensajes sin responder pero mi cerebro necesita descansar.
***
Día número dos de demostrar mi talento en este trabajo de mierda.
Supongo que no hay halago en esta tierra ni dimensión que pueda recibir de mis jefes para estar feliz de hacer tanto trabajo. Si pensaba que el primer día había sido imposible el segundo día me tenía preparado fantasías.
Con mis horas de sueño reducidas llego temprano al trabajo de nuevo. Danielle y Roger no están así que empiezo a revisar notas, investigaciones, reportes y fuentes para lo del día y la semana, tengo que trabajar con más cuidado y atención para no confundir el material de los dos periodistas. Apenas llegan ambos mi vida se pone en velocidad x2 porque no paro de moverme, escribir, redactar, llamar e imprimir en toda la mañana. A la hora del almuerzo tengo que pedir varios platos porque Danielle, Roger y mis jefes tienen una reunión, supongo que no tiene nada que ver conmigo porque no me invitan, tengo los minutos contados y si voy al baño mientras como una fruta puede que logre salir cinco minutos antes de la hora a la que salí ayer.
Estoy en mi escritorio cuando un mensajero llega con un paquete para Danielle, firmo y para evitar pelear con la pequeña diva, subo el paquete y aprovecho para entregarles a Roger y ella sus segmentos de primera hora de la tarde.
ESTÁS LEYENDO
Hands in the dark ( #1 Trilogía Heatstroke)
RomanceSamantha solo quiere amar las cosas sencillas de la vida: reírse en el trabajo con sus amigos, tener citas espontáneas con su novio y compartir historias con alguien antes de dormir El problema radica en que su trabajo es una mierda, su novio un imb...