[Capítulo 2]

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Lan Xichen gruñó—¡Son una bola de inútiles! ¡Solo tenían un jodido trabajo!

—Don, ¿cómo lo íbamos a saber? Usted nos dio los nombres de las personas, no se nos permite dudar de nuestro jefe.

—¿Estas insinuando que fue mi culpa? ¿Me estas llamando estúpido? —el jade Lan tensó la mandíbula, apretando el trapo húmedo con agua fría para bajar la hinchazón de su labio.

—¡No me atrevería! —el hombre tiembla y agacha la cabeza, retorciendo sus manos furiosamente en el amarre de cuerdas apretadas que se les fueron puestas a los alfas que "vigilarían" el negocio por fuera. Evidentemente, fallaron.

—El anciano QiRen dijo que deb-...

—¡Soy yo quien da las malditas ordenes aquí! ¡No mi tío, no mi hermano! ¡Nadie más que yo! —El ruido de cinco balas impactando en los cuerpos arrodillados sonó, el choque de estos contra el suelo dejó un eco en el patio. Pequeñas gotas de sangre mancharon su rostro imperturbable como siempre. — ¿Entendido? —su mirada fría se dirigió a los hombres que estaban de pie, todos asintieron y se marcharon del lugar arrastrando los cuerpos.

Soltó un suspiro, se frotó la cara un par de veces y se dirigió a su habitación.

Bien, ya se había deshecho de los imbéciles que no pudieron dar aviso a sus demás hombres para atrapar a la rata callejera/perro fiel del Patriarca. ¡Era ridículo! ¡Estaban ahí fuera! Xue Yang tuvo que haber pasado por alguna maldita parte, nadie además de ellos estaban en Thanzou.

La información de las personas con quien iba a cerrar esos datos era real, llegó a sus manos de una fuente confiable, no dudaría de ella. Tal vez el Don Wei se adelantó a sus planes, como cada jodida vez.

Llegando a su habitación, se dejó caer en la cama, que contaba con un adictivo olor a menta que lo calmaba por las noches.

Una figura curvilínea se asomó por la puerta que da al balcón. Lan Xichen olfateó, ya sabía de quien se trataba y no era una amenaza para su alfa alterado.

—A-Yao, ¿qué haces aquí? No mandé a llamarte—el alfa suspiró, se sentó dignamente y le lanzó una mirada al pequeño omega que caminaba lentamente en su dirección.

—A-Huan, escuché el pequeño problema y quería... —el omega no pudo terminar cuando el alfa ya lo tenía agarrado del cuello con una mano y con la otra apretaba sus mejillas.

—¿Cuál es la segunda regla, A-Yao? —preguntó Xichen con los dientes apretados. El omega es su pareja, pero odiaba que escuchara a escondidas.

—Mantener la boca cerrada, yo nunca vi ni escuché nada—repitió con dificultad por tener sus mejillas apretadas.

—Buen chico—Lan Xichen lo recompensó con un suave masaje en las mejillas ahora sonrojadas por la fuerza ejercida y una sonrisa pequeña.

El omega se regocijo y dejó salir libremente su aroma a menta, envolviendo así a Lan Xichen. El alfa lo cargó y se sentó en la cama con él en su regazo.

—¿Qué te aflige, A-Huan? —preguntó Jin GuangYao, siendo lo más suave que podía, masajeando los hombros tensos del alfa.

—El jefe de YiLingWei pidió una ofrenda de paz y está bien, podemos ofrecerle lo que quiera para que no se meta en nuestros asuntos. —El alfa chasquea la lengua, echando su cabeza hacia atrás. — Esto no es un "tratado de paz" como él lo dijo, solo es otra manera de demostrar su supremacía sobre nosotros, haciendo que casi le roguemos por una pausa en lo que recuperamos algo beneficioso entre tanta mierda—gruñó viendo hacia la nada, en sus oídos resonando la irritante risa del Don Wei.

Misión: GusuLan debe caer [XianWang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora