[Capítulo 15]

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—¡Tío! ¡Déjeme ver!

—¡Lan Xichen!

—¡Pero...!

—A-Huan—regañó la tercera persona en la habitación. Lan Xichen se tensó, su postura se volvió recta y guardó silencio.

Lan QiRen sintió un escalofrío recorrer su espalda, era espeluznante el poder que ese omega tenía en su sobrino. Si Lan Xichen no hubiera alegado que era el poder del amor, él mayor Lan aseguraría que le están haciendo un amarre a su pobre e ingenuo sobrino.

Sacudió la cabeza y siguió leyendo.

Les llegó esto por medio de una persona de entera confianza, que apreciaba mucho a Lan WangJi y que haría cualquier cosa por saber de él.

Lan Heng, un primo lejano de Lan QiRen y QingHeng-Jun, siempre ha servido a la familia Lan como espía e informante, y nunca se le ha relacionado directamente con la familia principal para evitar sospechas e incluso, para el mundo, él ni siquiera lleva el apellido Lan. Como este es un caso de urgencia lo mandaron a traer de Luxemburgo, donde actualmente está residiendo. Lan QiRen casi le suplicaba que fuera a verificar que su sobrino menor estuviera con vida, para Lan Heng esto no era necesario, apreciaba mucho al pequeño WangJi y haría hasta lo imposible por el segundo heredero.

Desde pequeños a todos los Lan se les inculca una lealtad ciega hacia su gente.

Cuando Lan Heng regresó a la casa Lan con noticias, después de casi dos meses sin saber nada de él, su cara era de consternación e incredulidad, casi en automático le entregó unos papeles medio arrugados a Lan QiRen. Eran un par de documentos importantes acerca de los negocios extranjeros que el Patriarca mantenía con Japón y Corea. En manos de los enemigos del Don Wei esos papeles valían oro.

Lan Heng cuenta que Lan WangJi prácticamente está encerrado en una de las tantas propiedades en YiLing y que tuvo la suerte de colarse entre la seguridad y hombres del Patriarca para acceder a cinco minutos con Lan WangJi, donde ninguna cámara o persona estuvo con ellos. Les advirtió que la ubicación de Lan WangJi siempre varía, ya que el mismo Patriarca lo mantiene a su lado como un perro que sigue a su amo, así que lo lleva por toda China con él.

También contó que Lan WangJi se veía pálido y delgado, como si no hubiera probado bocado alguno en días. Y que solo pudo escribir una pequeña nota con todos los documentos que mandó.

Va a caer.

Decía la nota.

La letra no era pulcra, como solía escribir Lan WangJi, era más bien de una persona apurada y temblorosa, con ciertas manchas y gotas de agua en el papel.

Lan QiRen casi puede imaginarse a su pobre sobrino escribiendo esa simple oración con pura resignación pintada en su rostro.

Cierra los ojos y le entrega los documentos y la pequeña y magullada nota que venía con ellos a Xichen, no quiere seguir pensando en todo lo que su sobrino vive.

—¡Ese malnacido! ¡¿Cómo se atreve a tratar a WangJi así?! —grita Lan Xichen, paseando por toda la habitación, oprime la nota tan fuerte que la hace bolita.

—Prácticamente le dimos a WangJi en bandeja de plata, no hay nada que nosotros podamos hacer—el mayor Lan niega, frotándose las sienes con sus manos. Le duele admitir que es tan culpable como su sobrino de lo que WangJi está sufriendo.

—Nosotros no... yo-quiero decir, no... —Lan Xichen tropezó con las palabras. Sintiéndose impotente y culpable. —¡Voy a ir por WangJi!

—Ni se te ocurra—dice Lan QiRen, con dientes apretados. —Es una locura exponerte ahora, solo harás que el Patriarca acabe más rápido contigo, te matará.

Misión: GusuLan debe caer [XianWang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora