[Capítulo 34]

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Lan WangJi sintió la bilis subir por su garganta.

Tocó el hombro de su alfa para informarle que iba a salir y que lo esperaba en el auto.

Wei WuXian lo dejó ir después de besarle la frente y mandar a una escolta con él.

Era lo mejor, nunca se permitiría exhibirse ante su amado como un monstruo. Sí, ha matado y torturado enfrente de él, pero nada tan serio como lo que en realidad le gusta hacer, sabe medirse ante su omega y jamás se perdonaría ver otra mirada en Lan Zhan hacía él que no sea de adoración y amor.

Cuando vio que Lan Zhan abandonó la sala y su sentido auditivo ya no captó los apresurados pasos de su omega, sus ojos voltearon a ver al lobo que seguía con los colmillos encajados en el cuello del Jin.

Suéltalo.

La orden fue clara y ensordecedora para los sentidos apenas activos del lobo. Liberó la fuerza de su mandíbula sobre la garganta del omega que golpeaba sus antebrazos débilmente. Lo escupió, en otras palabras. El cuerpo más pequeño rebotó en el suelo como si fuera de plástico.

El alfa Wei dio una orden silenciosa con la mirada y dos de sus trabajadores abrieron la puerta de la jaula.

El lobo parecía ciervo encandilado por la luz de los autos, no sabía quién de todos los lobos presentes era su amenaza. Solo quería acabar con su presa, ¿es mucho pedir?

Wei Ying entró con un aura pesada, cargada de espesas feromonas que dejan a relucir su estatus entre todos ellos. Él era el que mandaba sobre todos los lobos en la sala, incluido el recién presentado. Se arremangó la camisa hasta sus codos y desabrochó dos botones.

—Hay que hacer esto rápido, mi omega está esperando por mí. —Sonrió, pasó la lengua por sus colmillos afilados y sus ojos brillaron en rojo puro. —Me dijeron que dañaste a dos de mis mascotas, ¿eres así de fuerte o solo estabas entusiasmado de ver la luz por primera vez?

El lobo gruñó y escondió más a su presa (Jin GuangYao) de la presencia ajena, todavía con los sentidos muy alerta para identificar quien era el alfa.

Sí, este no era el mismo lobo que días antes hubiera defendido al omega Jin a capa y espada.

Era la versión mejorada del lobo; un lobo que había pasado días enteros siendo sometido al suero de Tigre Estigio y obligado a pasar por varias pruebas para dominar su mente a total disposición de Wei WuXian, incluso a enfrentarse a las otras mascotas del alfa. Lan Xichen no recuerda nada porque no fue él quien estuvo a prueba.

Puede que esos días Wei Ying haya estado en el hospital, pero es un proceso que sus trabajadores se saben al pie de la letra y con o sin la presencia del alfa pueden torcer la humanidad de la víctima hasta dejarla tan débil que no tienen de otra que rendirse y dejar en sus manos (las de Wei WuXian) su ser y libertad.

Todos, sin excepción, deben reconocer a Wei WuXian como su superior. Como su amo.

La conciencia de Xichen está bajo llave en algún lugar de su mente, ahora solo era el animal en su más pura esencia tomando el control del cuerpo. Las garras, colmillos, los ojos e incluso la postura delataban que la esencia no era humana del todo.

—¿Te sientes con el derecho de matarlo? —Una carcajada brota de su garganta. —No me hagas reír.

Wei Ying tronó sus dedos y cuello.

El lobo ladró. Sí, reconocía a su amo, pero esta era su presa.

—Hace tiempo que no hago esto, no desde que secuestraron a mi omega por culpa de ese hijo de puta. —Fue lo último que dijo antes de que sus huesos y piel empiece a estirarse y a deformar su figura actual. Su camisa se rasgó en ciertas partes y algunos botones salieron volando.

Misión: GusuLan debe caer [XianWang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora