[Capítulo 8]

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El sujeto cae, escupe sangre y gime, su pecho está lleno de quemaduras, su piel tan deformada ya no es reconocible.

—Los Lan tienen huevos para mandar a su gente por aquí, ¿no lo crees, Xue Yang? —el alfa aplasta la cabeza del tipo con su pie, sonriendo de pura satisfacción.

—Sin duda, jefe. —Xue Yang asintió, recargado sobre una pared con los brazos cruzados, mirando con cierta satisfacción al pobre hombre siendo magullado por las manos de Wei WuXian.

El Patriarca suelta una carcajada, como si el sujeto que apenas se puede mover en el piso dijera lo más gracioso que ha escuchado.

Wei WuXian mueve su pie hasta la espalda del beta, la camisa blanca que antes portaba esta desgarrada, revelando en el omoplato izquierdo el tatuaje que distingue a los miembros de Lan. Un símbolo de nubes color azul. El de ojos rojos arruga la nariz, disgustado.

Momentáneamente se pregunta si Lan Zhan tiene uno. Jamás le ha tocado un solo cabello a algún omega de ninguna familia, por eso no sabe si en omegas también aplica esa tradición. No pierde la fe en que algún día podrá averiguarlo. Si tenía suerte, él esperaba que pronto.

—¡Solo cumplía órdenes! —grita el beta, revolcándose en el piso, tratando de alejarse del pie.

—Es lo que todos dicen—suspira, se agacha y agarra del cabello al beta, haciendo que alce su rostro. —¿A qué te han enviado?

El beta sella sus labios, aguantando un poco más que el aire no llegue bien a sus pulmones. Si todavía puede evitar dar información, que así sea.

—Me gusta cuando ponen resistencia—ronroneó el alfa mayor, con una descarada sonrisa coqueta. Con un poco más de presión, aplastó su pie justo en medio de sus pulmones. —Empieza a cantar, pajarito~

El beta jadeó, tratando de ingresar más aire abriendo la boca.

—¡El jefe Lan ha estado preocupado! ¡Me mandó a obtener información de su hermano menor!

Ah... tenía sentido, despojó a Lan WangJi de todo con lo que llegó. No tenían ninguna forma de saber si el omega estaba bien o si seguía con vida. Aunque no se sentía honesta la respuesta, lo dejó pasar.

—¡Déjeme ir! ¡Juro que no diré nada a nadie!

—Oh, yo sé que no dirás nada—murmuró, dejando al hombre boca abajo, se levantó y le dio una mirada encima del hombro al alfa espectador. —Xue Yang.

—Yo me encargo a partir de aquí, jefe—el joven alfa se acercó, con una sonrisa y sus herramientas colgando de su cinturón.

Wei Ying salió de la habitación, no le gustaba mucho ver lo que hacía Xue Yang con sus víctimas, era como su marca personal arrancarles la lengua y quitarles los ojos, si la victima a un vivía era devuelta a su familia, sino... pues era un cuerpo más en los Túmulos.

El alfa llegó a su cuarto privado y se sacó la camisa llena de sangre.

Para él esto era lo peor de su trabajo, se ensuciaba mucho y tenía que estar tirando la ropa constantemente, ropa que a veces si le gustaba.

Cambiado y listo, sin ningún aroma que pueda delatar su reciente acto, se sube al elevador e ingresa el código de acceso.

Debe admitir que cuando Nie HuaiSang le recomendó instalar una bóveda subterránea debajo de sus negocios no tan legales, pero legales, pensó que era una mala idea. Estaba equivocado, era lo más práctico que ha hecho hasta ahora.

El elevador se abre, mostrando su oficina de color rojo con sillones negros de cuero.

—Tardaste mucho, ¿no? —un alfa de pelo negro brillante y vestimentas rojas le habló, recargado en la pared con los brazos cruzados.

Misión: GusuLan debe caer [XianWang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora