Tenía frío. Tal era el frío que tiritaba. Estaba en mi cama, en mi habitación, en mitad de la noche. Seguía teniendo frío, pero no sabía el por qué. Eché un vistazo a mi alrededor buscando algo que hiciese que tuviese frío. No estaba la puerta abierta, no estaba el aire acondicionado encendido y la ventana estaba cerrada.
No sé por qué tiritaba, simplemente necesitaba calor que me hiciese descansar tranquilamente.
Me abracé a mí misma y noté mi pecho desnudo, al igual que el resto de mi cuerpo. Era algo extraño. ¿Qué hacía desnuda? No sabía que hacía desnuda en medio de la noche. Puede que me hubiese quitado el pijama y la ropa interior mientras dormía, pero sonaba absurdo...
- ¿Te he despertado? - dijo una voz masculina en la oscuridad. La voz se fue acercando más hasta llegar a la cama y entrar bajo las sábanas conmigo. Me tapé todo lo que pude.
- Sí... No... No lo sé...- se acercó más a mí. La luz que entraba por la ventana hacía que pudiese ver la habitación con más claridad, y la cara de la persona a mi lado.
- Pareces confusa Sophie - sonrió de lado.
- Lo estoy la verdad - me fijo que a él le tapa la sábana hasta la cadera. No veía la tira de sus bóxers sobre salir. También estaba desnudo-. Explícame todo, Liam.
- ¿No te acuerdas de nada de lo que ha pasado? - dijo Liam extrañado.
- Creo que me lo imagino, pero dímelo tú.
- Has perdido tu virginidad conmigo - sonríe de lado y me acaricia la mejilla -. Gracias por dejarme ser el primero. Te quiero -susurra antes de besarme.
Sonrío. Esperaba que me dijese eso, pero podía haber sido otra cosa, como que nos habíamos dormido desnudos porque sí... Pero era otro pensamiento absurdo.
- Ven - abre sus brazos-, debes de tener frío - asiento y dejo que me abrace. Apoyo la cabeza en su pecho. Escucho los latidos de su corazón, siento como su pecho sube y baja tranquilamente, me encanta la forma en que me acaricia la espalda suavemente con sus dedos - Te quiero - susurra de nuevo y me besa la cabeza antes de que me duerma.
*
- ¿Y este? - dijo Kate mostrándome el vestido amarillo que se había probado. Llevábamos aquí en esta tienda unas dos horas y yo ya me estaba cansando de tantos vestidos. Me encanta salir de compras, pero alguna que otra vez llega a agobiarme esto de probarse un vestido tras otro y no decidirse por uno en concreto. Me entran ganas de huir a cualquier otro sitio, o quemar la tienda.
- Está bien... - yo tampoco daba mucho mi opinión. Sinceramente, odio el amarillo. Es demasiado llamativo para mi gusto. No me lo pongo en camisetas, así que mucho menos me lo voy a poner en un vestido. El vestido es amarillo con lentejuelas... Horroroso.
- Llevas diciendo eso desde que llegamos Sophie. Me he probado más de quince vestidos y en todos decías "está bien", "no está mal" o "te sienta bien" - se quejó. Tendría que explotar pronto. Puede que el vestido que me guste a mí, ella piense que no le va a sentar bien o que no le guste el color o la forma. Siempre hay esa clase de problemas-. Así no vamos a ninguna parte. Sé sincera y acabemos de una vez por todas de elegir mi vestido para el baile.
- Vale, seré sincera. No me gusta el amarillo, lo odio. Es un color que, para mí para bastante gente, es bastante llamativo. Yo prefiero pasar más desapercibida. No sé si entiendes lo que quiero decir. Si voy a una fiesta quiero ir bien, pero no bien del tipo que se fijen todos en mí.
- Pero a mí me gusta el amarillo, es un color alegre. No voy a ir al baile con un vestido negro, quiero colores vivos y llamativos. Ya tendré tiempo de ponerme ropa seria cuando trabaje en una empresa, tendré que parecer profesional. Mientras tanto llevaré colores alegres.