Castigada sin poder salir hoy, sábado. ¿Acaso tengo diez años? No, claro que no. Tengo diecisiete. Puedo salir de fiesta tranquila. Soy responsable y no me ha pasado nada. Solo salí de fiesta un viernes con mis amigos hasta las dos de la mañana. Puede que no sea amiga de ir de fiesta, pero disfuto cuando salgo.
De mi cabeza no salían las palabras de mi madre:
"Deberías haber llegado antes a casa. Sabes que hay un atracador por ahí suelto y no me gusta que estés por ahí sola a estas horas de la mañana. Este fin de semana no saldrás, así que olvídate mañana de esa fiesta de ka que hablaste, Sophie".
Mi madre a veces es muy sobreprotectora. A veces eso es muy pesado, pero aún a sí me encanta que mi madre esté recordándome las cosas una y otra vez. Si lo pienso detenidamente, soy una copia exacta de mi madre, tanto física como psíquicamente.
Soy hija única y solo tengo madre, Martha. Es de Inglaterra. Mi padre murió hace 3 años en un accidente de tráfico. El conductor del otro coche iba por el carril que no debía, además iba demasiado rápido. Mi padre frenó pero ya era demasiado tarde. Perdí mi padre a una temprana edad, y ver a mis amigas con sus padres en casa viendo películas, no era muy agradable de ver...
Aunque hayan pasado tres años, sigo echándolo mucho de menos, pero tengo a mi madre.
Hoy mis amigas y yo habíamos quedado en ir a una fiesta en la playa con nuestros amigos de bachillerato y allí estará mi novio con él que llevo dos años, Mike. Es un chico muy simpático de ojos castaños al igual que su pelo. A mi madre siempre le ha parecido un chico muy simpático. En más de una ocasión mi madre lo ha invitado a cenar sin que yo me enterase de nada.
Estoy castigada, pero mi madre no se dará cuenta de que me he ido. Abrí la puerta de mi armario para ver que me podía poner para la fiesta. Tenía un montón de ropa sobre la cama cuando llaman a la puerta.
- Sophie abre la puerta, por favor - dijo mi madre.
Genial.
- Espera un momento - Dije mientras metía lo más rápido posible la ropa en el armario. Abrí la puerta - Pasa.
- ¿Qué estabas haciendo? He escuchado mucho ruido tras la puerta. - Me dijo seria con los brazos cruzados mientras entraba a la habitación.
- Estaba en el escritorio, al girar he tirado algunos libros y los he recogido. - Mentí lo más rápido que pude. Pero mi madre abrió la puerta del armario y vio toda la ropa.
- Sophie te dije que no ibas a ir a la fiesta
- ¡Va a ir todo el mundo y yo no puedo ir porque mi madre me castiga un sábado sin ir a ninguna parte! - Le grité
- No me grites y la cena está abajo en la cocina, cuando quieras baja a cenar.
Dijo esto y se fue. Cerré la puerta de la habitación y abrí la puerta del armario para seguir con mi trabajo. Iba a ir a la fiesta aunque no quiera.
Después de probarme cientos de conjuntos me decidí por unos pantalones vaqueros cortos y una camiseta que se ata al cuello de color negro junto a mis tacones negros, no suelo usarlos pero prometí usarlos a mis amigas. Me eché un poco de maquillaje, me cepillé el pelo y ya estaba lista.
Ahora venía la parte difícil: saltar de la ventana de mi habitación que está en un primer piso, a la rama del árbol donde está mi casa del árbol, entrar por la ventana de la casita y bajar por las escaleras, luego saltar la puerta que da al jardín delantero.
Me quité los zapatos los metí en mi bolso y salté. Por suerte no había mucha distancia entre la ventana y el árbol, así que fue fácil.
Bajé las escaleras de la casita del árbol y pisé el césped del jardín trasero. Me acercaba a la puerta para saltarla cuando escucho abrirse la puerta de la cocina. Rápidamente me metí en los arbustos que había en los laterales del jardín. Mi madre miró repetidas veces a los lados y entró de nuevo a la casa. Cuando estaba segura de que no iba a salir salté la puerta.
Cuando llegué a la playa busqué a mi amiga Clara y la encontré junto a una chica.
- Hola Clara - le dije.
- Hola Sophie - me dijo mientras me abrazaba - Esta es mi prima Sandra.
- Hola Sandra - saludé a la rubia de ojos verdes. Se parece mucho a su prima solo que Clara tiene los ojos color avellana.
- Hola Sophie - me dijo con una gran sonrisa.
- ¿Al final te ha dejado venir tu madre? - Me preguntó Clara.
- No, me he escapado. - dije sin darle importancia. - ¿Donde está Rocío?
- Está enferma, no ha podido venir.
Me separé un momento de ellas para buscar a Mike. Lo encontré junto sus amigos. Me vio y vino hacia mi.
- Hola preciosa - me saludó y me besó. Cuando se separó, sonreí.
- Hola - le sonreí.
- Te ver hermosa. - dijo separándome de él. - Aunque la pregunta sería, ¿cuándo no te encuentro hermosa?
- Gracias. - reí tímidamente.
- Luego vendrás conmigo a dar una vuelta por la orilla
- ¿Es una pregunta?
- No, es una afirmación. Te espero aquí a la una. - dijo sonriendo y a los segundos me besó.
- Vale - Le sonreí y me fui con Clara.
Clara, Sandra y yo pasamos la noche riendo, hablando y bailando. Sobre la una menos cuarto Sandra se fue a dar una vuelta mientras Clara y yo seguimos bailando. No creo que se pierda en la playa. Esto está repleto de gente, pero nos encontrará.
- Clara voy con Mike a dar una vuelta ¿vale?
- Vale - Me respondió.
Fui metiéndome entre la gente para llegar al lugar. Cuando llegué a mi destino vi algo que no me esperaba ver... Mike besándose con otra. Se giraron y pude ver que la chica era Sandra.
Sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas y salí corriendo de allí. Clara me vio y me paró.
- ¿Qué te pasa? - Me preguntó asustada. No era capaz de hablar y volví a salir corriendo.
No me esperaba para nada esto. ¿No me quería? ¿Fui la estúpida que creyó en el amor? ¿Tenía que elegir esta forma para terminar conmigo? Miles de preguntas como estas inundaron mi mente mientras que yo lloraba desconsoladamente.
Estaba cansada de los malditos tacones. Tenía arena en ellos, cosa que odiaba. Decidí quitarme los zapatos. Con la intención de desahogar la rabia acumulada en mi interior, lancé los tacones a un punto que ni si quiera yo conocía.
Me quedaban unas manzanas para llegar a casa. Durante el viaje me calmé un poco, pero seguía sin hacerme a la idea de lo que me había hecho mi novio, bueno ahora mi exnovio. Puede que anduviese descalza por las calles de Salou, y que estuviesen llenas de suciedad y alguna que otra piedra del asfalto, pero no me molestaba.
De repente, vi a unas cuantas personas alrededor de algo o de alguien. Me acerqué para ver que pasaba. Había una mujer en el suelo y al parecer la habían atracado, según decían, también había un señor presionándole una herida de la que le salía bastante sangre. Avancé un poco más y la vi...
- ¡MAMÁ! - Empecé a empujar a la gente para llegar a ella. Cuando llegué me arrodillé y le agarré la mano. - ¡MAMÁ!
- Sophie... - hablaba muy bajo - subí a tu habitación y no estabas, me asusté y... - la interrumpí.
- Tranquila mamá estoy bien - dije llorando - no me ha pasado nada. Siento haberme escapado. Lo siento mucho.
- No pasa nada cariño...
- No hables, te vas a poner bien.
- Ambas sabemos que eso no va a ser posible. - sonrió débilmente. - Cuídate Sophie. Te quiero.
- No mamá, no me dejes.
Poco a poco el azul de sus ojos se hizo mas oscuro mientras bajaba sus párpados.
- No me dejes mamá, por favor no me dejes...