Corría. Corría a toda la velocidad posible salntando o esquivando los obstáculos que había en el circuito. Trataba de batir mi propio récord y a la vez el mejor de récord de todo el equipo. Correr, saltar, esquivar, hacer zig-zag; esa era la serie. Repetir eso varias veces terminaba mareando al que estuviese realizando el circuito. Esquivé a un “atacante” y continué el circuito. Cuando terminé, me tiré en el césped intentando recuperar el aliento. No era la única que estaba tumbada recuperándose de la carrera que habíamos hecho hace nada, también había tres chicos. Cerré un momento los ojos y suspiré.
— Está bastante bien Sophie – dijo orgulloso o eso fue lo que supuse por su tono de voz–. Descansa un poco y ahora te diré el resultado – continuó mientras apuntaba algo en su libreta. Espero que sea algo bueno.
— Vale – dije en un pequeño suspiro poniendo mi brazo derecho sobre mis ojos impidiéndome ver. Al respirar sentía un dolor agudo en mi nariz.
El césped estaba frío y mi cuerpo estaba caliente por el sudor. No debería de estar aquí mucho tiempo o me constiparía. Estaba muy bien y era relajante. Suspiré varias veces antes de abrir los ojos y ver el cielo lleno de nubes. Aislé mi mente de todo aquello que me rodeaba y simplemente me concentré en mirar cada nube que podía ver. No había mucho que ver en esos grandes trozos de algodón perdidos en esa superficie azul, pero te llevaba a otro lugar desconocido para el mundo, incluso para ti; me evadía del entorno que me rodeaba.
En mi campo de visión apareció alguien, no sabía quién. Tan desconectada del mundo estaba que no reconocía un rostro a simple vista. No pasaba nada, si ese alguien quería algo de mí, no se iría hasta conseguir mi atención. Volví a concentrarme en el algodón flotante y comencé a cantar Never Say Never de The Fray en mi cabeza.
— Llevas un buen rato ahí tirada – dijo Liam con una deslumbrante sonrisa. Simplemente preciosa–. ¿Estás bien? – preguntó poniéndose de rodillas para estar un poco más a la altura. Pequeñas gotas de sudor decoraban su rostro, lo que lo hacía más atractivo de lo que era.
— Eh no – río nerviosa pero a la vez tontamente mientras me siento en el césped para verlo y estar cómoda –, estoy bien, solo estaba descansando.
— Has estado descansando diez minutos – ríe y se sienta a mi lado apoyando los brazos tras su espalda para suletar su peso y estar cómodo.
— ¿Tanto? Se me han hecho 3 minutos – río junto a él y miro a mi alrededor–. ¿Dónde está todo el mundo?
— En las duchas.
— ¿Ya? – pregunto algo sorprendida por la rapidez con la que se han ido del campo, bueno, o con el sigilo con el que se han ido.
— Tampoco es que quedase mucho tiempo de entrenamiento, pero si quieres correr más le digo a James que te haga correr unos minutos más – dice un gracioso Liam, aunque no me hacía ni pizca de gracia.
— No gracias – me levanto del suelo y me sacudo los pantalones –, prefiero tomarme una ducha caliente a correr otra vez ese circuito – dije señalando a los conos todavía puestos del circuito.
— ¿Y por qué no quieres hacer el circuito de nuevo? – ríe levantándose y quedando a mi lado. Comencé a caminar hacia las duchas y Liam me siguió.
— Creo que he corrido suficiente por hoy. Hoy dormiré de un tirón y creo que me despertaré en dos días.
— ¿Tan cansada estás? – dijo Liam sorprendido y mirando en mi dirección.
— No, pero me encanta dormir – dije riendo.
— Dime algo que no sepa – dijo rodando los ojos de una forma con la que md hizo reír. Este chico siempre me hace reír, no sé cómo lo hace pero me encanta.