Capítulo 27 - En tu contra

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Últimamente no he salido de casa. Sí, lo sé, estoy castigada, pero lo poco que he podido salir, solo pensaba en volver a casa para encerrarme de nuevo en mi habitación. Tenía miedo de Josh. No sabía que podía llegar a hacerme. Sé que tengo que terminar con Harry, lo tenía que hacer tarde o temprano, pero antes no me estaban chantajeando con unas malditas fotos. También tengo que dejar de hablar a Liam y olvidarme de él, eso será más fácil. ¿A quién engaño? Puede que hiciese que fuese a su taquilla para ver cómo se besaba con Grace, pero aunque trate de odiarlo, lo quiero.

Luke no sabe nada de esto. Normalmente, él sabe todo sobre mí, y yo todo sobre él, nos contamos todo, pero esto no puedo contárselo, si lo hiciese, sería capaz de buscarlo hasta bajo las piedras para romperle la cara. No quiero que se meta en problemas, y menos por mi culpa.

También he estado pasando el descanso del almuerzo en el roble del campus. A mi primo le ha resultado muy raro todo, este cambio de la noche a la mañana, pero no quiero que sepa el por qué.

El otro día fui a hacer la compra por la tarde con mi tía. Ella buscaba unas cosas por un pasillo y yo buscaba otras cosas por otro pasillo. Una de las veces que fui a buscar lo que me dijo mi tía, no salió como pensaba.

Flashback

Leche, leche, leche…

No es que no hubiese ido a hacer la compra muchas veces, solo que es la primera vez en siglos que no vengo a este supermercado. He recorrido el supermercado varias veces, pero no me acuerdo de cual es el pasillo de los cereales, el de limpieza, el de la comida para animales… Tengo que entrar pasillo a pasillo hasta encontrar lo que quiero.

Después de mirar por varios pasillos, la encontré. Busqué por los estantes hasta encontrar la clase de leche que quería mi tía. Cogí un paquete con seis cartones de leche y me fui a llevárselos a mi tía. Hubiese continuado caminando hacia mi tía de no ser que me hubiese chocado con alguien al dar la vuelta.

- Lo siento. – me disculpé a la señora con la que me choqué.

- No pasa nada Sophie, ha sido sin querer. – dijo la señora.

¿Cómo sabía mi nombre?

Dejé de mirar las cajas de leche que llevaba abrazadas contra mi pecho y alcé la mirada.

- Oh, lo siento Karen, no sabía quién eras. – dije sintiendo la sangre fluir continuamente a través de mis mejillas provocando que me sonrojase.

- No te preocupes, no hace falta que te disculpes tanto. – dijo riendo. – Has venido a hacer la compra con tu tía supongo ¿no? – dijo cambiando de tema.

- Supones bien. – dijo mi tía apareciendo por el pasillo.

- Hablando de la reina de Roma. – dijo Karen riendo a lo que mi tía también rió. Yo sin embargo, me quedé callada.

Ellas comenzaron a hablar mientras que yo como una tonta, seguía agarrando las cajas de leche. Pensé que sería una conversación de “Hola, ¿Qué tal?, Me alegro por ti, Adiós”, no que se pasasen media vida aquí hablando. Me di por vencida y dejé la caja de leche en su lugar. Esto iba para largo.

Cambiaban de tema continuamente. Ahora estaban hablando de recetas de cocina. Saqué mi móvil tratando de distraerme con cualquier cosa como ver fotos o leer conversaciones antiguas.

- ¿Qué dices Sophie? – me preguntó Karen.

- ¿Perdona? – dije volviendo a prestar atención. – Lo siento, no estaba escuchando.

- No pasa nada, dije que si querrías venir a hacer un bizcocho conmigo.

- ¿Quién va a venir a hacer un bizcocho a casa? – dijo una voz masculina.

Una Nueva Vida |Pausada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora