Tomé una ducha relajante. Pero tenía un problema, y ese problema tenía nombre y apellidos. Liam Payne. Puede que la ducha hubiese sido relajante, pero por desgracia el agua no se llevó mis problemas con ella.
Me puse unos pantalones vaqueros junto a una camiseta lila y mis zapatillas. Cogí una toalla que tenía en la bolsa de aseo y me quité toda la humedad posible del pelo. ¿Qué puedo hacer? Ojalá haya una puerta por aquí en el vestuario que me lleve a la parte trasera del estadio para no tener que encontrarme con Liam.
Decidí hacerme una trenza ya que seguía con el pelo húmedo. Recogí el champú y las toallas que era lo que me quedaba por meter en la bolsa de aseo y me acerqué a la puerta.
Allá vamos.
Abrí la puerta para salir del vestuario femenino. Giré la cabeza hacia ambos lados. No había nadie a la vista.
Esta era la mía.
Sin pensarlo subí las escaleras a toda velocidad mirando hacia atrás para ver si venía Liam. Mis pies tocaron el césped del campo de juego.
- ¿Ibas a alguna parte? – dijo una voz. Miré al frente ya que iba mirando hacia atrás por si Liam me seguía, pero no era así. Estaba enfrente de mí.
- A cualquier lugar donde no estés tú. – dije esbozando una sonrisa.
- No lo creo. – Dijo viniendo hacia mí.- Tú te vienes conmigo.
- No eres quién para decirme qué hacer.
- Tienes razón, no soy nadie. – dijo cruzándose de brazos. – ¿Sabes qué?, puedes irte. Disfruta de tu largo viaje a casa por la noche en Wolverhampton.
- Tengo a Luke, el viaje no dura más de veinte minutos.
- Se ha ido, le dije que se fuera.
- Le pediré a Harry que me lleve a casa.
- Él fue el primero en irse.
- Te odio. – dije furiosa. – No deberías ir por ahí diciendo que se vaya a la gente, cuando no iba a irme contigo.
- Claro que vendrás.
- No iré. ¿Entiendes?
- Claro. – dijo yéndose hacia los aparcamientos y yo lo seguí para irme a casa. – Una cosa, - dijo antes de entrar en el coche. – por aquí no es bueno que andes a estas horas, puede atracarte alguien o incluso violarte.
- Me arriesgaré – dije sin darle importancia. Comencé a caminar.
No creo que aquí me vayan a hacer nada, se ve un buen barrio. Llevaba un par de calles recorridas, me adentré en una calle con poca iluminación. Vale, esto si que daba miedo. Creo que me he metido en uno de los peores barrios de Wolverhampton. A lo lejos pude divisar un grupo de chicos. Se pasaban entre ellos un cigarro.
A quién engaño, eso no es un cigarro, estoy segura de ello.
Al parecer uno de los chicos se dio cuenta de mi presencia porque me señaló. Sin pensarlo dos veces, giré y volví por donde había venido. Andaba rápido, y cada vez más al saber que esos chicos me seguían. ¿Quién sabría que me harían?
Giré la esquina y empecé a correr. Por suerte llevaba zapatillas, con lo que podía correr mejor. Los chicos también empezaron a correr tras mí. La cosa mejoraba por momentos. Estaba asustada. Demasiado asustada.
Corrí más rápido con intención de perderlos de vista mientras miraba hacia atrás. De repente alguien me cogió por delante. Sentía que el corazón se me salía del pecho. Quería gritar y pedir ayuda, pero esa persona me puso la mano en la boca.