La he liado y bien. Dios, líbrame de esta, por lo que más quieras. Me quedaban menos de cinco minutos para morir a manos de mis tíos. En el poco tiempo que llevaba estudiando en Wolverhampton, el director había llamado a casa por mi culpa dos veces. La primera me advirtieron, esta es la segunda, tendré problemas.
Bajé del coche junto a Luke y abrió la puerta. Decidí no ver a mi tía para que no me empezase a hacer preguntas. Hoy no comería, a lo mejor por la tarde bajaba las escaleras y comía una manzana o algo. Subí las escaleras y Luke entró en la cocina.
- Sophie, ven aquí. - me ordenó una voz masculina.
Mierda, mi tío.
Bajé las escaleras y entré en la cocina con la cabeza agachada. Pensé que mi tío estaba trabajando, pero sabía que él era el que me daría un sermón que no olvidaría en la vida. Mi tía se enfadaría durante unas horas y después como si nada.
- ¿Qué ha pasado en el instituto? - me preguntó mi tío sentado en una silla de la cocina alrededor de la mesa con mi tía.
- ¿Qué os puedo decir qué el director no os haya dicho? - pregunté mirando mis zapatos.
- Mira para arriba. - me ordenó mi tío, pero yo continué mirando mis zapatos. Se notaba que estaba enfadado, muy enfadado. - Sophie, mírame. - repitió. Para ahorrarme más problemas miré al frente de una vez.
- ¿Qué te ha pasado? - preguntó mi tía alarmada mientras venía hacia mí.
- Un golpe sin querer, solo eso. No pasa nada. - Dije con la voz apagada.
Antes de que pudiese hacer nada, mi tía estaba tirando de mí para que me sentara en una silla. Me agarró las mejillas y vio atentamente la parte hinchada.
- ¿Te duele? - preguntó mi tía.
- Un poco.
- Te pondré un poco de hielo. - dijo mi tía acercándose al frigorífico.
- ¿Más hielo? - me quejé. - ¿No hay cremas?
- ¡Qué más da! Se te bajará la hinchazón igual. - dijo mi tía poniéndome el hielo en la frente. - Vamos a comer, luego seguiremos con esto.
Comimos en silencio. La verdad es que yo apenas comí. No tenía demasiadas ganas, más bien lo que hice fue empujar la comida del plato de un lado a otro. Mis tíos se levantaron de la mesa y Luke también. Me quedé un rato pensando hasta que decidí levantarme.
- Siéntate. - me ordenó mi tío. - Termina de comer.
Sin decir nada, me senté y terminé mi plato. Estaba prácticamente intacto, y yo tenía un nudo en el estomago por el que no pasaba nada. Después de unos cuarenta minutos terminé de comer, me costó bastante. Me levanté por fin de la mesa y comencé a subir las escaleras que llevaban a las habitaciones.
- Sophie, ven. - me ordenó mi tío desde el salón. - Creo que tenemos algo que hablar.
- Ehh... yo... - dije nerviosa.
- Vamos al despacho, allí hablaremos más tranquilos. - Me dijo levantándose del sillón y dejando a un lado el periódico que estaba leyendo.
Lo seguí en silencio por el pasillo. ¿Qué le iba a decir que no le hubiese dicho ya? La pelea había empezado prácticamente por mi culpa. Mientras caminaba hacia el despacho, pensaba lo que debería decirle. Entramos en el despacho y mi tío se sentó en su silla, con su mano señaló una de las sillas enfrente de la suya indicando que tomase asiento.
- Sophie, cuéntame qué pasó allí para que el director me llamase. - dijo en lo que parecía una orden.
- Dime qué es lo que te ha contado y te cuento a partir de ahí y los detalles que se le hayan pasado.