Seguía recostado en el sofá, sepultado entre las suaves mantas de su madre, cuando sonó el timbre, seguramente sería Robin.
Estaba a punto de levantarse cuando Eddie paso a su lado en tropel.
—Yo atiendo, no te levantes —exclamo el pelilargo, mientras se precipitaba hacia la puerta.
En efecto, si era Robin estaba tras la puerta.
—Vaya, hola Eddie ¿Y Steve?
—En la sala —la llamo.
La rubia se asomó, con una enorme sonrisa que borro al verlo.
—Te ves lamentable.
—Gracias Rob, tú te ves increíble.
Robin se sentó a su lado en el sofá —Tengo demasiadas cosas que contarte. Es sobre tú sabes qué de ya sabes quién.
Su sonrisa había regresado con más intensidad, y se notaba que estaba realmente emocionada.
Se acomodó en el sofá, deshaciéndose de las mantas y prestándole toda su atención a su mejor amiga.
Pero había algo que lo estaba molestando, Eddie seguía parado en medio de la sala de estar, observándolos atentamente.
—Eddie ¿Podrías irte un momento? Esto es importante y necesitamos estar a solas.
—¿Por qué? Ahora yo también quiero saber el tú sabes qué de ya sabes quién —Eddie se sentó en el otro sofá, cruzándose de brazos, expectante.
—Eddie... —no quería lidiar con el pelilargo, sabía lo irritante que podría llegar a ser a veces, y esta era una de esas veces.
—¿Qué? Soy curioso por naturaleza y, siendo honesto, no me gustan los secretos.
—Eddie, hablo en serio, es un tema privado de Robin.
—Está bien, está bien Steve. Puede quedarse, le tengo confianza. Pero como digas algo inapropiado te meto el bate de béisbol de Steve por el trasero.
Eddie levanto sus manos como muestra de son de paz —No diré nada, te lo prometo.
—Bien. La cosa es... qué soy diferente. Soy distinta al resto. Yo veo a las chicas de la forma en que debería ver a los chicos —tomó su mano, apretándola suavemente e infundiéndole fuerzas y apoyo a su mejor amiga.
—O sea que te gustan las chicas y sus boobies. No es la gran cosa, quiero decir, creí que ibas a decirme que tenías un tercer ojo en el trasero, alas de murciélago en los pies o algo así.
Robin sonrió, aliviada por la reacción del pelilargo —La cosa es que me gusta una chica, su nombre es Vickie y no sé si yo le gusto a ella.
—Y yo le digo que es imposible que a Vickie no le guste porque a todo el mundo le gustan las boobies.
—Bueno, no a todo el mundo le gustan las boobies, al menos no a mí —le corrigió el pelilargo.
La confesión de Eddie dejo su cerebro completamente en blanco. Robin lucia igual de sorprendida que él.
—Espera ¿Qué? —aún intentaba procesar lo que Eddie había dicho.
—Lo que escuchaste Harrington, no me gustan las boobies, soy diferente también. Ahora puedes agregar gay a mi lista de rarezas.
—Qué te gusten los chicos no te hace raro Munson. Eres un nerd y raro como el infierno, pero no por ser gay —si debía ser sincero, nunca le habían incomodado las personas homosexuales, no entendía por qué la gente los rechazaba como si fueran leprosos, eran personas como cualquier otra.
—¿En serio?
—Claro, más raro era el hecho de que a Robin le gustaba Tammy Thompson —Robin volteo a verlo, ofendida.
—En mi defensa, ella es muy bonita.
—Sí, pero canta como muppet atragantado —murmuró Eddie, divertido y comenzando a imitar a Tammy.
—Okey, okey, la cosa es que tuve esta ¿Cita? con Vickie y todo fue tan lindo, se sintió tan bien, pero me estresa no saber si le gustan las chicas o sí todo está en mí cabeza y estoy confundiendo las cosas y ella solamente quiere ser mí amiga.
—Oh vamos Rob, recuérdalo, Picardías Estudiantiles.
—¿Picardías Estudiantiles?
—Sí, resulta que Vickie regreso Picardías Estudiantiles detenida en el minuto 53. Solo una persona a la cual le gustan las boobies devuelve una película detenida en ese minuto. En conclusión a Vickie le gustan las boobies y tú estás siendo muy tonta al no besarla.
—Harrington tiene un punto, aunque yo creo que deberías explorar un poco más el terreno antes de lanzarte a la piscina.
—Sí, lo sé, ambos tienen razón, pero estoy asustada como el infierno.
—Descuida, todo irá bien. A Vickie seguro le gustas y ha de tener los mismos miedos que tú. Ahora, sí me disculpan debo ir a almorzar. Robin te quedas cuidando a Steve.
Eddie se levantó del sofá y desapareció tras las puertas de la cocina.
Lo sucedido aquella mañana persistía aún en su mente. Por un momento dudo en preguntarle a Robin, pero nadie mejor que ella podría ayudarle a resolver el nudo que era su cerebro en ese momento.
—Oye Rob ¿Cómo supiste que te gustaban las chicas?
—¿A qué te refieres?
—Al momento en que descubriste que te gustaban las boobies.
—Estaba en secundaria cuando note que los ojos de Christine Adams eran tan azules como el cielo, y por algún motivo se convirtió en mi color favorito. Con el paso de los meses me di cuenta que no solo me gustaban los ojos de Christine, también me gustaba la forma en que su cabello se ondulaba en las puntas, las pecas que salpicaban su nariz y sus mejillas, la forma en que sonreía y como sus ojos se empequeñecían cada vez que reía, la forma en que mi corazón se aceleraba y los nervios se apoderaban de mi cada vez que ella estaba cerca. Fue difícil aceptarlo, no voy a mentirte Steve, era muy joven y no tenía a nadie con quien hablarlo. De a poco me fui dando cuenta que no solo me gustaba Christine, también otras chicas, las curvas de una mujer se me hacían mucho más atractivas que las de un hombre, no veía nada de atractivo en el pecho plano de un hombre. Y, oh dios, la primera vez que bese a una chica se sintió tan bien, fue tan correcto, como si todo estuviera en su lugar, y luego de ese beso no podía negarlo más. Y tú fuiste una de las primeras personas en saberlo —concluyo la rubia.
—Vaya. Realmente no sabría qué decir.
—¿Por qué no mejor me dices que es lo que te está haciendo dudar?
—Anoche tuve una pesadilla, fue tan espantosa que me hizo vomitar. Y... Eddie me ayudo, fue tan extraño, sus manos ahora están siempre frías, pero se sentían muy bien en mi piel. Hoy en la mañana nuestras manos se rozaron y, mierda, fue como si hubiera metido los dedos en un enchufe. Mi corazón paso de 0 a 100 en un segundo y me puse tan nervioso. Y note que sus ojos son tan marrones como el mismísimo chocolate. Y mi cabeza está hecha un desastre. Porque siempre me gustaron las chicas y sus boobies.
—Ya, tranquilo, lo entiendo. Estás confundido. Y probablemente asustado.
—Lo estoy. Demasiado.
—Bien, no te preocupes, yo voy a ayudarte. Conozco el lugar perfecto para que puedas experimentar y averiguar sí solamente te atrae cierto vampiro nerd que anda rondando en tu casa o si te gustan todos los hombres.
—¿Cuál es ese lugar?
—Oh, es una sorpresa, ya veras, te gustará, te prometo que será una experiencia inolvidable. Iremos mañana por la noche, así que, vístete bonito y cómodo porque saldremos de Hawkins.
Y con esta premisa Robin se retiró de su casa, con la promesa de que la noche del sábado sería inolvidable.
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Bite Me
FanfictionEstaba muerto. Hacía tres meses que estaba muerto, e incluso, en el cementerio, había una tumba con su nombre. Tenía que estar volviendose loco o entonces ¿Por qué veía a Eddie en todas partes? ¿Por qué lo veía todas las noches parado a los pies de...