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Bajó de su auto, mentiría si dijera que no estaba nervioso.

Estaba a punto de decirle a un hombre que su sobrino no estaba muerto. No era algo fácil de hacer.

Se dirigió hacia la entrada, vacilante y toco la puerta, esperando pacientemente a que esta fuera abierta.

Wayne Munson apareció tras la puerta, trago duro al verlo, el hombre lucia realmente diferente a lo que recordaba. Se veía evidentemente más cansado y demacrado, probablemente de las noches en vela que había pasado buscando a Eddie. 

—Buenos días señor Munson ¿Cómo le va? Soy Steve Harrington, un amigo de Eddie.

 —Buenos días muchacho. Sí, sé quién eres ¿Qué deseas? 

—Yo... Yo quisiera hablar con usted un momento. Es sobre Eddie.  

El semblante de Wayne se ensombreció. 

—Sí, claro, adelante, pasa. 

Entraron en el tráiler, en el techo aún quedaban viejos vestigios del portal. 

—Toma asiento si lo deseas. Lamento el desorden. No quise mudarme por si... Bueno tú sabes.  

—Sí, lo entiendo. 

Se sentó frente al hombre. 

No sabía por dónde comenzar. 

—¿Y bien? ¿Qué querías decirme sobre mi sobrino?

—Voy a ser completamente honesto con usted, no sé cómo decirlo. 

—Entonces dilo de una vez. Sin anestesia. 

—Eddie está vivo. 

Wayne palideció, observándolo con los ojos desorbitados. 

—¿Qué estás diciendo? ¿Es una broma? Porque te juro muchacho que si esto es una broma voy a echarte a patadas de aquí. 

—Señor Munson, no es una broma. Sé qué es algo difícil de procesar, incluso lo fue para mí cuándo lo supe, pero es la verdad. Eddie está vivo. 

—Pruébalo. Pruébamelo porque te juro que te romperé la cara en este preciso momento si llega a ser una mentira, muchacho. 

Se levanto de su asiento y abrió la puerta del remolque, haciéndole señas al pelilargo. 

Eddie entro al remolque, observando a su tío, quien se lo quedo mirando boquiabierto.

—Hola tío —murmuró el pelilargo.

Wayne se levantó de su asiento, observando fijamente a su sobrino. 

—Eddie ¿En verdad eres tú? 

—Sí tío, soy yo. 

Wayne palideció y perdió la estabilidad, rápidamente lo ayudaron a tomar asiento una vez más. 

—Pero ¿Cómo? Se supone que tú estabas... 

—Sí, presumiblemente muerto para todos. Es largo de explicar y probablemente no lo creas, pero tienes que saberlo ¿Recuerdas a Will Byers? Bueno, todo empezó el día de su desaparición. 

—Sí, lo recuerdo, el niño estuvo desaparecido casi una semana y todos lo estuvimos buscando día y noche, pero ¿Eso que tiene que ver contigo? 

—Es que es importante para que puedas entender que es lo que pasa conmigo. 

—Está bien, cuéntame. 

Comenzaron a explicarle absolutamente todo, desde la desaparición de Will, el descubrimiento del Upside Down, el Demogorgon y los poderes de Once hasta la aparición de Vecna, el ataque de los Demobats y las inexplicables muertes del último tiempo e incluso utilizaron la analogía de la pulga, la cuerda y el hombre. 

Bite MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora