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El miércoles fue realmente aburrido sin Eddie y sin Robin, además no soportaba a Keith. 

Agradeció a todos los dioses existentes el tener solo medio turno ese día, por lo que salió lo suficientemente temprano como para ir a casa de Robin varias horas antes de lo pactado. 

Toco el timbre, siendo recibido por la misma rubia. 

—¿Qué haces aquí? Aún faltan dos horas para ir a tu casa, la cena es a las 8 p.m. 

—Sali temprano y francamente no quería ir a casa y ver a mis padres. Es todo muy incómodo. Y tampoco quería quedarme en el videoclub, no soporto a Keith. 

—Oh bueno, pasa, ya que estas aquí puedes ayudarme a elegir mi ropa. 

Robin lo tomó de la mano, guiándolo a su cuarto. 

Sobre la cama había esparcida una exuberante cantidad de ropa. 

—No sé qué ponerme. Es la primera vez que tengo que fingir ser la novia de alguien y conocer a sus padres —la rubia comenzó a mordisquearse una uña. 

—Está bien, déjame ver que tienes aquí. 

Comenzó a rebuscar entre la montaña de prendas, obviando los vestidos y las faldas que el señor Buckley gentilmente le regalaba a su hija. 

Tomo un par de jeans de cintura alta, con roturas en las rodillas, una blusa negra adornada con dos líneas blancas y las usuales converse negras.

—Ponte esto, les dije a mis padres que eras una chica simple y relajada. 

La rubia rio, mientras tomaba la ropa y se encerraba en su baño. 

—¿Qué tal me veo? 

—Fantástica. 

Dejo que se maquillara y acomodara su cabello y finalmente a las 7.30 p.m. partieron hacia su casa. 

Los recibió su madre como siempre, con una tensa y enorme sonrisa. 

—Steve, llegan justo a tiempo para la cena. Tú debes ser Robin ¿Verdad? 

—Así es, un gusto en conocerla señora Harrington. 

—El gusto es mío querida, llámame Beatrice. Pasen, no se queden aquí, la cena estará lista en un momento. 

Se sentaron en la mesa, donde allí ya se encontraba su padre.

—Papá, te presento a Robin, mi novia. 

—Es un gusto conocerte, Steve nos ha hablado mucho de ti.

—El gusto es mío señor Harrington. 

—Puede decirme Robert. 

Robin le sonrió tímidamente a su padre. 

Su madre no tardo en traer la cena y servirla.

—Y cuéntanos Robin ¿Qué planes tienes para el futuro? 

La rubia volteo a verlo, suplicando por ayuda.

—Ella apenas está acabando la escuela mamá.

—Sí, y planeo tomarme un año sabático, trabajare y luego aplicare para alguna universidad. 

—¿Qué estudiaras? —su padre era tan directo que a veces asustaba. 

—Me gustaría estudiar música. 

—¿Ah sí? ¿Tocas algún instrumento? 

—Toco la trompeta en la banda de la escuela y en mi tiempo libre compongo mis propias canciones. 

Bite MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora