Cap 2: Culturas.

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(Marian)

Cada día es alucinante, el simple hecho de despertarme y saber que estoy en Japón me hace infinitamente feliz, agradezco tanto a Angie por tenderme la mano, sin ella seguramente estuviera perdida, literalmente, es que soy algo despistada en lo que a eso se refiere y en esta ciudad tan grande seguramente terminaría caminando en círculos por largas horas, me explicó más de 5 veces cual metro debo tomar incluso lo anotó para mí, es que hoy publican los resultados de las pruebas de admisión para estudiar neurología  y como ella debe ir al trabajo, me toca ir sola a la universidad, lanzarme a las calles me intimida, me siento como una hormiga que huye para no ser aplastada, el metro está abarrotado me siento como un corcho justo cuando salgo a presión con tanto empuje de las personas, sin embargo, todo está limpio y fresco, tan diferente de mi país; los arboles poco a poco se tornan marchitos, sus hojas se han vuelto rojizas, a pesar de ser un signo de muerte, es un fenómeno totalmente hermoso, jamás había visto el otoño. Llego a la imponente facultad, noto que hay un tumulto de gente y logro deducir que están mirando los resultados, mis manos están heladas, solo tomo aire y me aventuro para recibir una buena o mala noticia, para mi desgracia no logro ver nada, doy un par de saltos como una niña pequeña así que atraigo un par de miradas ¡¿Por qué demonios tengo que ser tan enana?! Intento hacerme paso pero nada funciona, me toca esperar a que la multitud se disperse un poco, pero eso no hace más que aumenta mi ansiedad, camino de un lado a otro de manera disimulada para que no me tachen de enferma mental y cuando por fin logro acercarme al tablero de anuncios, empiezo a buscar mi nombre en la interminable lista; olvide las gafas así que me toca achinar los ojos para agudizar la visión, empiezo de abajo hacia arriba, es una lista de cien y cada que los números decrecen mi esperanza agoniza, al parecer clasifican por puntuación, justo cuando esto a punto de morir mis ojos de abren como platos para terminar releyendo más de 50 veces el numero 10 ¡Mi nombre! ¿Cómo pude entrar en el top? 89 puntos de 100. Estoy sumamente feliz, quiero chillar y correr por un campo de flores, doy un vistazo al primer lugar.

—Nakane Ryun.... que nombre tan complicado —retrocedo levemente y me tropiezo con alguien, me giro rápidamente para disculparme repetidas veces, el hombre se me queda viendo con el ceño fruncido, es joven y alto, con esa cara de pocos amigos resulta intimidante.

—Nakane Ryunosuke, al menos intente pronunciarlo de manera adecuada, como extranjera debe tener sumo cuidado con esas cosas —me siento como una niña regañada ¿Pero quien se cree? Solo me disculpo nuevamente y me marcho, me doy el lujo de pasearme por las instalaciones quedando boquiabierta, aun no me creo que estudiare en este lugar, al menos el primer año que será teórico, poco a poco logro darme cuenta que no solo dan medicina, sino también otras carreras; mientras indago por uno de los pasillos, observo con una menuda chica se recarga en la pared, se abanica con una mano y empieza a palidecer, rápidamente me le acerco y sin importar nada, la sostengo.

—¿Te sientes bien? —esta sudorosa y su cuerpo parece no responderle ya que recarga todo su peso en mi.

—Por favor, se discreta, no quiero que nadie se dé cuenta —asiento pese a la extraña petición, por suerte logro llevarla hasta un aula vacía, hago que tome asiento —Ya se me pasara.

—Soy doctora, puedes confiar en mi ¿Qué te ocurre?

—Estoy un poco cansada, no he dormido ni comido bien últimamente —poco a poco su rostro va tomando un color mas rozagante, lo que ha dicho tiene bastante sentido, pero ¿Por qué tanto misterio?

—Soy nueva, ¿Qué tal si me muestras donde está la cafetería y te invito algo? Bueno, si te apetece —sonríe levemente y asiente, me da gusto de que no me discrimine por ser extranjera, ella parece una modelo, una de esas chicas ricas que les gusta pisotear a mujeres simplonas como yo. Pero la he juzgado mal, en la cafetería entablamos conversación, como era de esperarse me pregunta de qué país vengo y al parecer no tiene idea de dónde queda Venezuela, no es de sorprenderse,  a pesar de lo que me dijo, ha pedido algo totalmente ligero para comer a diferencia de mi.

Estrella oxidada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora