Cap: 32 ¡Por los pelos!

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(Angie)

Aun no termino de asimilar las cosas, esa llamada fue tan repentina que de golpe me quito el sueño tan pesado que tenia, uno que casi me alejaba de contestar el celular, sin embargo a pesar de la gravedad de la situación su voz sonaba como si nada ¡Malditasea esta en prisión! Menciono a Sachiko así que todo se reduce a que sea mi culpa, esa maldita mujer ¿no piensa dejarnos en paz? ¡Ah! Pero al parecer esta muerta y tal vez eso sea mas peligroso, pueden culpar a Marian por tal atrocidad aunque me dijo que fue en defensa propia ¡Vamos Angie, debes ser fuerte! Al fin el maldito taxi llega a la estación, casi le tiro el dinero de la prisa que tengo, termino corriendo y al entrar me dirijo al lugar donde pueden informarme, mi nivel de japones se vuelve ridículo pero la mujer logra entenderme, un policía con cara de pocos amigos me escolta hasta las celdas, incluso este lugar es impecable, hay una que otra mujer, por sus fachas tal vez sean prostitutas atrapadas in fragantes en el oficio, al fin noto a la morenita acurrucada y pegada de las rejas y la pared, al vernos ambas sentimos un gran alivio.

—¿Estas bien? Dios santo, Marian — mi voz se quiebra.

—Tengo un par de golpes pero parece que a ella quedo peor —opta por hablar en nuestro idioma natal.

—Y eso no puede ser bueno ¿Y si te culpan? —estoy que me cago del miedo mientras ella busca incluso bromear.

—Intento no pensar en eso, tengo fe en que pronto saldre de esta mierda —me equivoco, ella tambien esta asustada, pero como siempre, intenta mantenerse en pie, lo menos que puedo hacer es darle fortaleza.

—Así sera, incluso buscare el mejor abogado si eso hace falta, saldrás de aquí antes del amanecer —sonríe y yo intento devolverle el gesto aunque mi corazon esta vuelto trizas, se que no solo recibió unos cuantos golpecitos, parece que lucho una guerra contra esa bruja.

—No le digas a Kuina, igual no es asunto suyo —asiento y doy gracias que no se me paso por la cabeza el llamarlo, pues seguro que me llevaría un regaño de parte de Marian.

—Se termino el tiempo —anuncia el policia para nuestro pesar, apenas logro picar con suavidad la mejilla de mi amiga para darle animos pues el oficial casi me saca a empujones.

Ahora solo me tocaría buscar un abogado, pero primero debo indagar sobre su caso, aunque como todos tienen cara de perro estreñido dudo que pueda sacarles información o incluso sobornarlos con el poco dinero que traigo, pero debo pensar en algo y rápido, apenas tomo asiento alguien entra a la estación, un hombre mayor y de traje impecable, su semblante es caótico pero intenta mantenerse con paso firme, igual decido no tomarle mucha importancia después de todo tengo un enorme problema entre manos y temo el no poder sostenerlo porque ¿Que podría hacer? Ni siquiera debo tener para pagarle a un estudiante de derecho, sin poder soportarlo, lloro lo mas silenciosa que puedo, pero en la tranquilidad de la sala de espera el sorber mi nariz se escucha de manera exagerada ¿Como podría evitar el llanto? Ambas estamos tan jodidas, hace poco sufrí un ataque directo de esa desgraciada y ahora mi mejor amiga esta en la cárcel, mi celular suena en el peor o el mejor momento depende de quien llame, al responder escucho la voz de Subaru lo que empeora mi estado.

—No tengo idea de que hacer, soy tan inútil —sollozo mientras que desde el otro lado el rubio intenta que me calme, pero estoy totalmente desconsolada —No lo entiendes, yo solo sirvo para estar llorando y lamentandome, no tengo la mas mínima idea de que hacer por Marian.

—Espera donde estas, en algo pensaremos —y antes de decirle que no ya ha colgado la llamada, antes de salir de casa le dije que yo estaría bien sola, solo para no ajetrearlo pues aun debe cuidarse, me preocupa el que venga y le pase algo, seria el colmo de toda la tragedia que ha pasado en estos últimos días, de verdad ahora mismo me odio un poco.

Estrella oxidada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora