Cap 7: Necesidad.

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(Angie)

Nos reunimos en la estación de tren antes de que salga el sol, Marian esta que se cae del sueño aunque la que no ha dormido nada soy yo, es la primera vez que saldré libremente con Subaru, estoy totalmente nerviosa y envuelta en una emoción estúpida, camino de un lado a otro sin importar que me tomen por loca, de vez en cuando veo a mi compañera quien intenta mantenerse despierta, la noto tan relajada que me da envidia, es como si fuera a encontrarse con amigos de toda la vida y no con chicos a los cuales a admirado desde lejos.

—¡Llegaron muy temprano! —un animado Tomoya se acerca a toda prisa, él viene acompañado con esa chica llamada Kaoru, nos saludamos y platicamos de alguna cosa sin demasiada importancia, al rato llega Koudai sospechosamente solo, se une al grupo pero nadie pregunta nada y aunque quiero indagar mejor me muerdo la lengua; continuo ansiosa hasta que le escucho, mantiene una mano en alto para saludarnos, esa encantadora sonrisa me hace sentir insignificante, siento su mano sobre me cabeza, revuelve mi cabello levemente y yo solo estoy sonriendo como una idiota.

—Guau, guau —la voz de Marian rompe toda la atmosfera, se lo que me quiere decir y tal vez tenga razón, estoy actuando como un perro el cual menea la cola ante su dueño.

—Perdonen por la tardanza —se disculpa el rubio pero igual aún es temprano, checo a Marian y esta intenta abrir un caramelo, es bastante torpe para hacer esas cosas.

—Igual aun no llega Kuina —menciona Tomoya y no sé cómo demonios el caramelo que cierta enana pensaba comerse fue a parar justo encima de mis pechos, nos quedamos en silencio unos segundos hasta que Subaru toma el caramelo y se lo lleva a la boca, provocando que mis mejillas ardan.

—¡Delicioso! —Logra articular el vocalista y parece que el nombre de Kuina también se ha vuelto tabú, no me esperaba que Marian estuviera tan tensa —Más le vale darse prisa, el tren no tarda en llegar — y justo llega ¿acaso no vendrá? Si eso pasa quiere decir que se siente intimidado por una pequeña y menuda chica, la situación me causa tanta risa interna que casi termino soltando una carcajada pero de la nada un delgado chico termina por incorporarse al grupo.

—Lo siento, me quede dormido —trae el cabello un poco húmedo y su escusa es bastante creíble.

—¿Esperamos a alguien más? —niega ante la pregunta de Koudai, ciertamente eso es más extraño aun. Busco tomar mi mochila que está en la banca pero Subaru la coge en un acto de caballerosidad que agradezco, subimos al tren y por suerte no esta tan abarrotado, me siento junto a la ventana mientras el rubio coloca las mochilas arriba en el portaequipaje, a Marian termina por ayudarla el buen Koudai a pesar de que ella quería hacerlo y terminan por sentarse juntos.

—¿Todo bien? —Subaru se acomoda junto a mí y rápidamente me roba un pequeño beso.

—No podría estar más feliz.

—Claro que puedes estarlo, espera a que lleguemos y empecemos a divertirnos.

—Seguro se trata de un lugar encantador.

—Sí, eso también te hará feliz —apenas y capto su indirecta tan sugerente, le doy un golpecito en el muslo pero el termina riendo levemente ante mi avergonzado ser. El tren se pone en marcha, mi acompañante me informa que serán unas cuantas horas de viaje para llegar a Matsuyama, charlamos por un rato pero luego se refugia en su mundo musical con ayuda de los auriculares y yo aprovecho para admirar el paisaje, apenas salimos de la ciudad la vista se vuelve menos artificial, eso me emociona ya que llevo demasiado tiempo solo viendo edificios; al cabo de un rato torno la mirada hacia Subaru, parece dormir, me gusta verlo de esa manera, incluso es encantador, detallo su bonita piel aunque tenga una que otra marca o imperfección pero el ver eso hace que lo sienta más cercano a mí, poso la mirada en sus labios los cuales se mantienen de un apetecible color rosa, detallo también el pequeño piercing bajo su labio inferior y de manera inconsciente termino mordiendo el mío, pronto sus ojos cafés están escudriñándome, haciendo que me sobresalte e intente disimular lo que hacía, pero al contrario de molestarle parece disfrutarlo, me coloca uno de sus auriculares, es una música suave, totalmente agradable aunque desconozco el artista, el rubio me rodea los hombros con un brazo y hace que me recargue un poco en él.

Estrella oxidada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora