(Marian)
—K-Kuina... —acorralada contra la puerta mientras escucho el ruido de la cerradura, retira la llave y luego me la muestra, con calma se aleja hacia la pequeña sala mientras yo intento salir de mi asombro, es que es una jodida sorpresa ¡Me han tendido una trampa! La cabeza de Kaoru va a rodar hasta caer al mar ¡Lo juro!
—¿Piensas quedarte como una estatua? —yo no tengo la fuerza para lidiar con Kuina y sé que no está feliz por mi repentina desaparición, pero yo soy una mujer decidida, madura y de gran temperamento, me deshago de mis sandalias y me aventuro a la pequeña sala, el me ofrece asiento en un mullido mueble así que me siento con cuidado no si antes quitarme el sobretodo para dejarlo descansar sobre mi regazo junto a mi bolso —¿Quieres algo de beber? —niego levemente, intentando mantener un semblante neutro, él no está feliz a pesar de que luce tan relajado en su cómoda ropa dominguera, una bermuda y una playera simple.
—¿Cómo es que he terminado aquí?
—Eso no es importante, además el de las preguntas soy yo —toma asiento en el sofá frente a mí, me acomodo ya que todo esto me da la impresión de un interrogatorio policial —¿Por qué no respondías mis llamadas?
—Estaba ocupada con la universidad
—¿Tanto como para no devolvérmelas en algún momento?
—¡¿A qué viene esto?! —solo han pasado un par de minutos y ya me estoy exasperando.
—Dije que el de las preguntas soy yo —resoplo ¡¿Por qué justamente hoy tenía que pasarme esto?! Ando en modo pacifista o eso se supone.
—Lo olvide...
—¡Ah! Lo olvidaste, creí que esto había quedado claro, pero ya veo que te encanta jugar con mi paciencia —se rasca la cabeza, está enojado ¡muy enojado! —Ven acá —me hace señas de que me siente junto a él así que niego rápidamente, mientras más distancia mejor —¿Me tienes miedo? —pregunta con sorna.
—No seas idiota ¿Por qué debería tenerte miedo? Es solo que no me apetece obedecerte —mantiene sus ojos cafés clavados en mi, presionándome haciendo que sude aunque no hace una pizca de calor, al final dejo mis cosas de lado y termino acercándome para tomar asiento junto a él, pero me sorprende al sujetarme con tal fuerza, en solo segundos estoy tendida boca abajo sobre su regazo —¡¿Pero qué haces?! Te advierto de una vez que no estoy de ánimos, no pienso aguantar tus insolencias —apoya sus antebrazos sobre mi espalda en un intento de que me mantenga quieta ya que pataleo a manera de protesta.
—Te advertí que hasta ahora solo habías probado mi lado bueno, incluso mi intensión era que habláramos como adultos, con total sinceridad, pero veo que contigo es imposible —alzo la cabeza, incluso intento apoyar mis manos en algún lugar, sigo dando batalla hasta que me canso, deja presionada la parte superior de mi espalda mientras que con la otra mano empieza a frotar mi trasero.
—¿Qué piensa hacer? Espero que no sea lo que me imagino ¡Te rompo la cara si te atreves! —no responde solo sigue en lo suyo, levanta mi vestido y ahora siento su cálida mano sobre mis nalgas.
—Tienes una colita muy bonita, seguro que si resistirás, aunque todo depende de cuánto estés dispuesta a cooperar.
—Kuina, yo no estoy dispuesta a participar en tus insanos juegos ¡A mí no me jodas! —con toda la paciencia del mundo baja mis bragas hasta mis muslos y sigue acariciando mi trasero, dándole apretones, haciendo que se me suban los colores, además de que mi corazón late con tanta rapidez que me resulta doloroso, mierda ni siquiera sé si estoy asustada o excitada ¡No, no, no, yo no soy una masoquista!
—Empecemos de nuevo, pude notar que te fuiste de la fiesta con Kana ¿te acostaste con él?
—¿A ti que te importa? Tu andabas muy bien acompañado...—un fuerte sonido acompañado de ardor, mucho ardor en una de mis nalgas, termino pataleando nuevamente.
ESTÁS LEYENDO
Estrella oxidada.
FanfictionUn artista es una persona capaz de llenar tu vida de colores, es una figura prácticamente idolatrada que admiras como si en un pedestal de cristal reposara, una inspiración para tus días, un amor para tus fantasías. Pero no todo lo que brilla es oro...