Cap 21: La pequeña piña.

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(Marian)

Una semana de exámenes finales casi acaba con mi vida, las ojeras me dan hasta la punta de la nariz, siento que aves viven en mi cabello, luego de rendir la última prueba mi cerebro queda descargado, necesito dormir un mes para poder recuperar mis fuerzas, camino como un zombie, gruño cuando me preguntan algo, estoy más hambrienta que una modelo y más estúpida que una concursante de belleza, ni siquiera soy capaz de sentir nervios a causa de los resultados que lograre ver el lunes, no puedo sentir nada, estoy a pocos pasos de comenzar a alucinar.

-¿Cómo ha ido? -con pereza levanto un poco mi rostro para mirar al temible moreno, notando que está cansado pero no tan demacrado como de seguro estoy yo.

-¿Acaso eres un extraterrestre? -frunce el seño e ignora mi ocurrencia, no pienso que sea un alíen, estoy segura de que lo es.

-Te llevare a casa o terminaras dormida en el metro y quien sabe a dónde vas a terminar parando.

-Pero se supone que estas tan cansado como yo ¿o es que duermes con los ojos abiertos y no pude notarlo mientras estudiábamos? -esta vez si se le escapa una sonrisa; al final termina llevándome a casa, mi compañera no ha llegado del trabajo y con toda la pesadez de mis 43kg me dejo caer sobre la cama con todo y ropa para instantáneamente dormirme como roca.

-Mari-chan, eres tan tierna -sus cabellos castaños, su amplia sonrisa.

-Kana-san y usted es tan apuesto, me siento tan afortunada de ser tu novia, tanta es mi felicidad que no puedo...-me tiende sobre el verde pasto bajo un radiante día donde los pajaritos cantan, mis ojos se cierra instintivamente y sus cálidos labios pronto se aplastan contra los míos, soy tan feliz, soy tan feliz ¡Soy tan feliz! Pero de pronto se torna brusco, su lengua aborda mi boca sin compasión hasta que me falta el aire y lo obligo a romper el beso, el sol ya no brilla, el cielo se precipita en forma de una fría lluvia que me hace temblar.

-¿Tienes frio? -mi príncipe se ha esfumado, mis ojos se abren como platos al divisar el rostro de Kuina -No tengas miedo que yo siempre estaré para darte calor.

-¡No seas idiota! ¿Dónde está Kana? ¡¿Por qué arruinas mi sueño feliz?! ¡Quiero a Kana! ¡Quiero a Kana! -lo empujo con todas mis fuerzas pero es como si le pegara a una pared, me siento frágil y odio esa sensación.

-No puedes estar con Kana ni con otro que no sea yo, acá también esta frio -posa su mano sobre mi pecho justo donde se encuentra mi corazón -Soy el único que puede derretir esto, por lo tanto, me perteneces -acorta la distancia y me dejo llevar hasta que escucho un grito.

Me siento de golpe y apenas puedo abrir los ojos porque escuecen, toda la habitación está llena de humo, una silueta femenina abre la puerta corrediza que da al balcón, mi cerebro aun está demasiado lento para procesar lo que ocurre, Angie intenta sacar la niebla blanca con ayuda de una de mis libretas, me rasco la cabeza aun sin entender un carajo.

-¿Qué pasa? -mi agitada compañera se torna hacia mí con cara de inocente.

-Es que me puse a cocinar y Subaru me llamo y...¡Se me quemo la cena! Lo siento mucho -resoplo y me dejo caer sobre la cama otra vez -Lo siento Mari, de verdad lo siento -con toda la flojera habida y por haber abandono mi comodidad para echar un vistazo a lo que intentaba preparar Angie,

-Guárdalo para usarlo de carbón cuando hagamos una barbacoa -es mi veredicto al ver los trozos negros sobre el sartén de quien sabe qué cosa.

-¡Marian! No seas cruel, además no esta tan quemado -coge un tenedor y un cuchillo para intentar recuperar algo pero este paciente ya no tiene salvación.

Estrella oxidada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora