(Angie)
Estrechos, tan cerca uno del otro que me cuesta respirar, pero esto es justo lo que necesito porque el tenerlo así, ahogando mis jadeos con sus besos, me tranquiliza, me hace saber que está aquí para mí al menos por este instante, mi espalda choca contra la dura superficie de metal haciendo ruido lo cual me preocupa, no quiero ser descubierta teniendo sexo en el cubículo de un baño público; las manos de Subaru se adentran en mi falda y comienzan a bajar mis bragas, incluso él desciende hasta quedar en cuclillas para librarme de esa prenda, las guarda en un bolsillo de su pantalón, yo intento que la falda no se me levante, hay demasiada luz en este lugar y me avergüenza el ser vista con tanta claridad, pero mi rubio forma un camino de besos por mis muslos, aparta mis manos y termina hundiendo su cara en mi entrepierna, mis mejillas arden a causa de esa expresión de niño travieso que usa al verme.
—Súbete la falda —pese a mi indecisión él decide hacerlo así que no tengo más opción que sostener mi prenda enrollada entre mis manos a cada lado de mis caderas —Debes abandonar esa timidez —y vuelve a hundir su rostro en mi zona más sensible esta vez haciéndome sentir su cálida respiración, soy un mar de sentimientos encontrados, entre ellos la vergüenza que es opacada por el deseo, flexiona una de mis piernas y la hace reposar sobre su hombro, así tiene total capacidad para explorar mi intimidad con su lengua haciendo que momentáneamente olvide en donde estamos y deje que los gemidos broten de mis labios, empuño mis manos con fuerza apretando la tela entre ellas, aprieto los dientes en un intento de contenerme pero la boca experta del rubio succiona mi clítoris, mis piernas tiemblan, todo mi cuerpo es un mar de inestabilidad, se aparta y pronto vuelve a estar a mi altura, sus labios rosáceos me invitan a besarlo como si quisiera fundirme con él, con desesperación mis manos intenta desabrochar su pantalón, sonríe entre besos ante mi torpeza pero se deja hacer hasta que logro conseguir mi cometido, pronto tengo en mis manos su cálida dureza, lo estimulo haciendo que se ponga más erecto, ambos estamos demasiado deseosos así que pronto está buscando mi entrada y de una sola estocada me penetra, hundo mi cara en uno de sus hombros y le escucho jadear, sostiene con firmeza una de mis piernas a la altura de su cadera —Siempre tan mojada para mí.
—Si nene, eres tu quien me pone así —empieza con el delicioso vaivén, haciéndome estremecer, busco ahogar mis quejidos en su boca pero igual terminamos jadeando a medida de que el calor aumenta, mis manos recorren su espalda incluso subo su playera para acariciarlo a mis anchas, una, dos, tres, quince, no sé cuantas veces continua arremetiendo contra mi tembloroso cuerpo que choca contra la superficie en la que apoyo mi espalda, toma mis manos y hace que rodee su cuello con mis brazos.
—Sostente —ordena entre dientes y pronto estoy suspendida, él sostiene mis muslos a cada lado de sus caderas que continúan moviéndose con fervor, ahora le siento con más fuerza, termino enroscando mis piernas para que todo sea más profundo hasta el punto que no resisto, termino contrayéndome y desmoronándome entre gemidos que son opacados por la erótica voz de Subaru que pronuncia mi nombre de una manera tan exquisita que se merece una sentencia, se queda inmóvil aun estrechándome contra la puerta, sus jadeos son música para mis oídos, el sudor de su mejilla contra la mía me hace desear detener el tiempo, pero con cuidado sale de mí y me deja sobre mis pies, lucho por no caerme ya que las piernas no me responden —¿Estás bien? —asiento y tiene la gentileza de sostenerme hasta que recupero las fuerzas necesarias para valerme por mí misma.
—Somos un desastre —murmuro y él solo sonríe mientras se acomoda el pantalón, yo intento peinarlo un poco, pero ciertamente es un hermoso desastre, el sudor resbalando por su rostro, su rubio cabello empapado hasta el punto de perder el volumen con que estaba arreglado.
—Yo creo que te vez aun más hermosa —presiona sus labios contra los míos de manera un poco torpe debido a la irregularidad con la que respiramos y aquí estoy nuevamente, casi saltando como una jovencita emocionada —Nos vemos afuera.
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Estrella oxidada.
FanfictionUn artista es una persona capaz de llenar tu vida de colores, es una figura prácticamente idolatrada que admiras como si en un pedestal de cristal reposara, una inspiración para tus días, un amor para tus fantasías. Pero no todo lo que brilla es oro...