Cap 6: Baratija.

53 5 5
                                    

(Angie)

Hoy empieza el mes de noviembre y aun continuo viéndome con Subaru, no sé si estar feliz o sorprendida, tal vez siento una mezcla de ambas cosas, pensé que se hartaría rápido de mí y me dejaría botada pero los fines de semana me cita en su apartamento, vemos alguna película o programa, siempre compra comida y por supuesto que termínanos en la cama, en el sofá,  en la cocina o donde le plazca poseerme y poco a poco he perdido el poco pudor que aun guardaba, solo con unas simples palabras o un simple gesto y me tiene comiendo de su mano, pero hace unos días he visto unas fotos en cierto foro, son purikuras de Subaru con una chica, eso me entristece enormemente ¿Acaso tiene una relación seria con esa mujer? Porque si es de esa manera entonces quiero apartarme, no soporto estar en medio de una relación, tal vez ella si lo quiere y me siento mal al hacer estas cosas; consulte mi inquietud con mi gran confidente y consejera, no sé si le da flojera pensar acerca del tema o simplemente es una genio de la facilidad ¨Solo pregúntale luego de que tengan sexo¨ esa fue su respuesta pero los nervios me carcomen en el fondo muy en el fondo no quiero que se enoje conmigo y me deje tirada de mala manera.

Como de costumbre el sábado quedo en verme con él, es tan hermoso verlo con una imagen tan simple, es decir, sin maquillaje, sin ropas elaboradas, sin peinados imposibles, aunque amo ver esa faceta que me hace querer gritar mil y una estupidez, el observarlo con la cara totalmente limpia, con sus rasgos característicos, sus ojos cafés, su cabello totalmente lacio aunque algo despeinado, con su atuendo de ¨me he puesto lo primero que he pescado¨ es totalmente alucinante, hace que todo sea tan intimo y cómodo.

—¿Qué tal si en vez de comprar comida cocinas algo para mí? —me tiene entre sus brazos y me mece levemente, odio esa petición porque yo no sé cocinar como dios manda, solo preparo cosas que al menos sean comestibles.

—Sinceramente, yo no soy muy buena en eso —menciono con voz débil, haciéndome la tierna para que al menos no me saque de una patada y me llame ¡Inútil!

—Entonces pediré una pizza —se aleja, obviamente no le gusto mi sinceridad, pero es mejor decirlo de una vez que decepcionarlo en grande; al final terminamos comiendo pizza y mirando una película de terror ¡¿Por qué?! No es que me aterren demasiado, la verdad si me aterra y cada salto que pego al señorito le causa demasiada gracia tanta que casi se baña de cerveza, una sesión de cine doble aunque a mitad de la segunda película ya mis pechos están siendo manoseados, los aprieta demasiado y termino quejándome, él ni se disculpa, sigue embelesado con mis atributos, me saca la blusa con todo y sujetador, pronto estoy tendida sobre el sofá mientras el rubio hace de las suyas provocando que mis pezones duelan de lo duro que se ponen —Tus tetas son tan grandes como las de una chica anime.

—Claro que no, siempre esos son una exageración —sonríe y al fin se digna a besarme, su respiración ya se siente pesada está muy deseoso hoy, simplemente no encuentro la razón, jamás hago algo para provocarlo, siempre espero a que tome la iniciativa; besos, caricias, jadeos, embestidas y un erótico final es el postre de la noche, adoro verlo sudoroso y jadeando, recarga su cabeza sobre mi pecho, enredo mi diestra en su rubia cabellera y así nos quedamos, en total silencio mientras nos recuperamos luego de tanto ajetreo, en mi paz momentánea la sugerencia de Marian ronda mi mente, parece una buena decisión ante un Subaru totalmente agotado y satisfecho.

—¿Puedo preguntarte algo un tanto personal? —se lo piensa, se lo piensa y se lo piensa, hasta que decide responder.

—Si es demasiado personal no responderé.

—¿Actualmente tienes una relación seria? —se reincorpora al igual que yo así que ambos termínanos sentados en el sofá, pienso que le ha molestado pero me rodea de los hombros con un brazo y me mantiene cerca.

Estrella oxidada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora