(Angie)
Está por llegar una fecha muy importante y no precisamente por lo que se celebra en casi todos los países, curiosamente el 14 de febrero es el cumpleaños de Subaru, como es de esperarse tengo los nervios de punta porque no se qué obsequiarle, dado que es un día especial debo comprar algo decente, para mi desgracia soy mala a la hora de elegir regalos, llevo una semana pensando mientras recorro tiendas y tiendas, las ideas de Marian son peores que las mías ¿Cómo que regalarle un kit para que fabrique sus propias cervezas? Eso tiene que ser una broma, ya sé que a Baru le gusta la cerveza pero apoyarlo en eso no sería un acto de buena fe, intento recordar las cosas que le gustan pero hasta ahora se muy poco de él porque no tenemos una relación en la que hablemos de gustos, aunque recordar esa noche tan relajante hace que los pterodáctilos revoloteen en mi estomago, en mi doceava vuelta por el centro comercial observo un grupo de chicos frente a una vidriera, parecen hablar de algo, lo hacen de manera muy animada así que con la discreción de un ninja me acerco; es una tienda de la marca Adidas, al parecer los jóvenes hablan sobre un nuevo reloj que desfila en la vidriera, aquello es como una luz divina que me ilumina, sería un regalo perfecto para mi rubio, hasta ahora recuerdo que le he visto algunas prendas de esa marca, me hace ilusión hasta que miro el precio ¡¿Por qué están costoso algo que solo da la hora?! Saco mi celular y empiezo a hacer cálculos de mi presupuesto, tendría que disponer de mis ahorros para poder comprarlo, ciertamente ahora que comparto gastos con Marian las cosas son más flexibles para mí, pero hay que tener ahorros para cualquier emergencia ¡Hare de cuenta que esto es una emergencia! Entro a la tienda sin mirar hacia atrás y pido el bendito reloj; me lo dan en una bonita caja listo para ser obsequiado, intento no arrepentirme durante el camino a casa.
—¡Llegue a casa!
—¡Bienvenida! —ya tomamos esa bonita costumbre de anunciarnos, mi compañera está en la habitación pegada a la laptop, pero rápido se torna a inspeccionarme —¿Pudiste comprarle algo?
—Si, al fin pude decidirme —me siento en el borde de la cama, ella continua buscando con la mirada el regalo, me toca sacarlo de mi bolso con mucho cuidado y se lo entrego para calmar su curiosidad; la veo sorprenderse un poco.
—¿Cuánto te ha costado? Si es original, entonces ha salido un poco costoso.
—Es original y es de mala educación decir el precio.
—Eso solo aplica para quien recibe el regalo, Subaru debe coger muy bien como para que le regales algo así.
—¡Marian! —termina soltando una carcajada tan sincera que me contagia la risa, sinceramente a veces suelta unos comentarios que me dejan fría —¿Crees que le guste?
—Le encantara, es un buen regalo —me regresa el obsequio, lo tomo entre ambas manos con tantas ilusiones, espero que esto lo haga feliz, deseo verlo sonreír, que me abrace, que me bese y me recuerde cada vez que se fije en la hora.
—¿Tu que has comprado?
—Licor, eso siempre funciona, no tengo tiempo para andar por las tiendas, además soy mala para elegir obsequios, seguramente le gusta el tequila a mi cuate.
—¿Tequila? No mames Marian que pinche tacaña —y así empezamos a hablar imitando el acento mexicano.
Un dulce y agradable aroma me despierta, noto que Marian se ha levantado antes que yo ¿acaso está preparando desayuno? Con toda la paja de vivir me pongo sobre mis pies, con cuidado abro la puerta corrediza para husmear lo que hace la enana, se ve tan graciosa con su holgado pijama de Tweety, su cabello rizado torpemente recogido en un moño de bailarina, está sumamente concentrada, doy una respiración profunda y noto que huele a chocolate, me aventuro a mirar que está haciendo, apenas escucha la puerta voltea a verme y se pone nerviosa.
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Estrella oxidada.
FanfictionUn artista es una persona capaz de llenar tu vida de colores, es una figura prácticamente idolatrada que admiras como si en un pedestal de cristal reposara, una inspiración para tus días, un amor para tus fantasías. Pero no todo lo que brilla es oro...