Capítulo 7 : Tener alumnos favoritos

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Rosa con lunares blancos.

¿Puede haber un color más infantil para llevar uno de los días más importantes de tu vida?

Sí, estoy hablando de mis bragas, llevo tranquilamente diez minutos viéndolas, siguen ahí tiradas en el suelo.

Lo suficientemente cerca para visualizarlas, lo suficientemente lejos para agarrarlas.

Porque no, no me iba a levantar, no es porque no quiera , pero ya lo intenté antes y casi me caigo de boca.

Las piernas no me responden.

Son dos flanes que han olvidado como volver a estado sólido, y lo qué es aún peor, al intentar moverme sentí un líquido espeso bajar por ellas.

No me sería extraño si solo fuese de color blanco o transparente, pero es que el color rojo no me lo esperaba y por no hablar de lo que me duele la barriga, aunque no es realmente la barriga es como más al fondo, pero tampoco son los riñones sé distinguir ese tipo de dolor, es como si el dolor proviniera de ahí dentro.

¿Vosotras me habéis entendido no? Pues ahí .

Sé que me tendría que estar preocupando más del hecho que he tenido sexo sin protección, que podría quedarme embarazada y todos esos rollos, pero ya tendré tiempo para quererme morir por eso.

Quizás este loca ,pero me preocupa más el sangrado y el puto dolor que no se desvanece, y que tengo que estar muy quieta para no marchar el sofá de Rengoku.

Qué ,hablando de él, ¿Vosotras sabéis dónde está? Porque yo no.

Se vistió sin mirarme en lo que yo buscaba recuperar el aire que había perdido , y en cuánto término se marchó.

Sé qué ha salido a alguna parte, y qué realmente no es que me haya dejado tirada a mi suerte porque sigo estando en su casa, quiero decir, en algún momento tiene que volver.

Pero los minutos pasaban y no lo hacía, y tengo que reconocer que me empecé a poner nerviosa.
Me sentía muy vulnerable en este momento y le necesitaba, ósea acababa de dárselo todo y se marchó así sin más.

Con el tiempo cada vez estaba más paranoica, hasta llegué a pensar que había ido a entregarse a la policía por lo que habíamos hecho, sé qué es una estupidez, pero mis estupideces era lo único que tenía en aquella casa, que por cierto desde mi lugar y lo poco que podía ver parecía enorme.

¿Cómo podía vivir en un lugar tan grande y no sentirse solo?

.

.

.

Sin exagerar , creo que pasó media hora hasta que la puerta se volvió a escuchar.

Y no me preguntes por qué, pero me empecé a poner nerviosa, para variar.

Era obvio que iba a ser Rengoku, pero la verdadera incógnita era ¿Qué Rengoku sería el que me encontraría?

A estas alturas había conocido ya varias de sus facetas, acababa de acostarme con el Rengoku dominante, en clases veía cada día al Rengoku profesor que ama su trabajo y nos motiva a todos, aunque cuando estábamos a solas a veces se dejaba ver un Rengoku coqueto al que le gustaba jugar con fuego.
Pero también había conocido al Rengoku indiferente , que me ignora como si nunca me hubiese conocido, y antes mientras se vestía había visto un esbozo de lo que es el Rengoku arrepentido.

Lo que un profesor N̶o̶ debe hacer ( Rengoku x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora