El doctor Keigo Tachibana.
Ese hombre tan respetado en su campo.
El hombre que esperaba a la salida del instituto.
No era otra que la persona a la que yo le decía papá.
Honestamente no esperaba verle allí.
En general no esperaba verle hoy.
No es la primera vez que os habló de mi figura paterna y lo ocupado que esta siempre.
Y que siempre busca compensarlo de alguna manera.
Aunque desde que metió a Tamayo en casa no se lo he puesto muy fácil.
Es más, fue a ella a quien le dije donde estaría hoy ya que él no estaba.
Gran parte del camino solo estuvimos hablando de temas triviales.
Las notas.
Las clases.
Mis amigos.
Nada muy importante.
Seguro que os preguntáis que entonces para que ha venido.
Yo al principio tampoco lo sabía.
Y por alguna extraña razón que a día de hoy sigo sin comprender, en aquel paseo empecé a recordar la relación que tenía con mi padre cuando era más pequeña.
Creo que ya os hable sobre que para mí padre era su princesa.
Y no era para menos.
No siempre he tenido este carácter de mierda.
Cuando apenas media un palmo del suelo, cada vez que tenía algún problema o simplemente algo me asustaba ahí estaba yo corriendo a los brazos de mi padre.
Hasta creo que puedo afirmar que era una niña mimada.
Su figura como el doctor Tachibana para mi era lo más parecido a una identidad secreta como súper héroe, que no sólo me protegía a mí, sino que también ayudaba a todos lo que podía.
Fue a la primera persona que admiré.
Y también fue la primera en defraudarme.
Sí, hablo de cuando mis padres se separaron.
Si nosotras éramos lo más importante.
¿Por qué se iba?
Me costó entenderlo ya que era muy joven.
Aunque tampoco es que en este punto yo tuviera treinta años.
—Mei he estado hablando con tu madre—
Vaya esto si que era una sorpresa.
Para variar me había perdido en los recuerdos de mi infancia y sin darme cuenta llevábamos varios minutos en silencio, y de camino a casa de mamá.
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Lo que un profesor N̶o̶ debe hacer ( Rengoku x Oc)
FanfictionEn el centro de secundaria obligatoria Kimetsu no había estudiante que no conociera al profesor de historia Rengoku Kyojuro. Desde los de primero hasta los de tercer grado eran conocedores de cuánto amaba su profesión con solo ver entrega con sus a...