Capítulo 22 : No cuidar a sus estudiantes

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Martes 15 de noviembre

Queridos hermanos, estamos hoy aquí reunidos para despedirnos de una gran persona.

Efectivamente, os hablo de mí.

En unos días si sobrevivo buscaré un notario para dejar por escrito mis últimas voluntades.

Si me veo aún peor se las dejaré a Kanao.

Seguramente queréis saber el motivo por el que me despido, y no es otro que haber pillado un resfriado en mitad de la temporada de exámenes.

Osea no hay nada peor que esto, os lo juro.

Los astros se han alineado para verme morir entre terribles sufrimientos.

Durante el segundo trimestre es cuándo se deciden prácticamente si el estudiante va a repetir o no.

Y justo cuando tengo que estar más centrada.

PUM.

Resfriado mortal.

Me duele la cabeza.

Me duele la garganta.

Estoy medio afónica y me voz parece la de un camionero que se fuma cuatro paquetes de cigarrillos al día.

Y por si fuera poco, este mes estoy con mi padre.

¿Os hacéis una idea de lo que es ser la hija de un doctor?

¿Qué os mire y decida solo por sus conocimientos si estas para llevarte al hospital o no?

Y para el clímax de los males, ahora a la que tenía detrás todo el día era a Tamayo.

Por motivos que desconozco esta mujer está más tiempo en casa que mi padre y está intentando que nos llevemos bien.

No os voy a engañar.

Realmente se ve tiene buenas intenciones, pero para este entonces incluso que respirara cerca de mi me molestaba.

A pesar de que faltaban dos meses para ser mayor de edad , en algunos aspectos seguía siendo lo suficientemente inmadura para no reconocer que con quien estaba enfadada era con mi padre.

Y que a causa de mi negación lo estaba pagando con Tamayo.

Así que este día no es uno del que me sienta orgullosa.

Y os contaré por qué.

A pesar de que el médico de la familia fuese mi padre, cada vez que enfermaba era mi madre la que me cuidaba.

Con los años me desveló el secreto del brebaje que siempre me daba en estos casos.

Que no es otro que el viejo confiable té de gengibre y limón.

¿Esta bueno?

Para nada, es asqueroso.

¿Es efectivo?

Al cien por cien nenas.

Así que ahí estaba yo cada tarde haciéndome mi té.

Rengoku por su parte fue uno de los primeros en decirme que tenía que descansar.

Así que imaginaos mi cara de muerto viviente para que llegará a decirme que si era necesario no me presentara a los exámenes de su asignatura con tal de descansar bien un día.

Que al ser mi tutor podría hacerlo en cualquier momento.

Ciertamente la oferta era tentadora, pero no hemos llegado hasta donde estamos por el camino fácil.

Lo que un profesor N̶o̶ debe hacer ( Rengoku x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora