¿Cómo habíamos llegado hasta este extremo?
Ya no nos importaba nada, ni el sitio, ni quien nos pudiera ver u oír.
Quizás él no, era bueno disimulando sus gemidos con ahogados gruñidos que ,aunque morían en su garganta, a veces era capaz de escuchar y llegaba a ser hasta intimidante.
Cualquiera de mis compañeros que supiera que había descrito mentalmente a mi profesor de historia como alguien intimidante se hubiese reído en mi cara, pero ellos no tienen ni idea de todas las caras que Rengoku Kyojuro puede llegar a tener.
Es más ahora si no me tuviese bocabajo contra su escritorio de la sala de profesores, podría estar viendo cada una de sus expresiones lascivas mientras clava su polla sin ningún tipo de miramientos hasta lo más profundo de mí ser.Como mencioné antes, él era bueno para disimular, pero ¿Yo?
Yo ni siquiera sé cómo no me he roto las uñas contra la madera de su mesa en un intento sobrehumano por no gritar su nombre.
Aunque si lo veía con perspectiva creo que soy la única que evita hacer ruido, las patas de la mesa chirriaban por el bombeo constante de su cintura contra mi.
Que eso era otra, el choque de nuestros cuerpos y todos aquellos fluidos corporales en constante movimiento generaba un sonido bastante morboso, y que poco dejaba a la imaginación de cualquiera que lo escuchará de fuera.—Dios... Kyoj...—
—¡Tachibana!—
Aquello había sido una llamada de atención, no me dejaba llamarle por su nombre ni siquiera en momentos así.
Él prefiere mantener las formalidades y seguir llamándome por mi apellido y que yo haga lo mismo, y la verdad es que no hay nada que odié más.
Antes no era así, quiero decir qué antes no me molestaba ,pero desde que el día que mi nombre escapó de sus labios temblorosos a punto de correrse dentro de mí, ese día todo cambió.
Que me llame por mi apellido solo me recuerda la posición en la que estábamos cada uno, y no me refiero ahora mismo, me refiero a que como ya dije el hombre que me hace suya con cada embestida es mi profesor de historia y tutor desde hace tres años.Y la guinda del pastel es que aún me queda un año para ser mayor de edad, por lo que sí, Rengoku Kyojuro estaba metido en un gran problema si nos descubrieran.
Sé de más que por mi parte me expulsaran y que me volvería la vergüenza de la familia por meterme no sólo con mi profesor, sino con un hombre que me saca más de diez años, once para ser exactos.
Y mi familia era otro mundo aparte, mis padres están separados y hasta que sea mayor de edad tengo que estar un mes con cada uno.
Lo bueno, es que los dos viven en la misma ciudad y no es un cambio muy drástico.
Lo mejor, la casa de mi padre está prácticamente al lado de la de Rengoku.
Lo malo, a ver cómo vuelvo ahora a mi casa cuando terminemos aquí.
Mi ropa es un desastre, no me la puedo ver ,pero me lo imagino no es la primera vez que folla con el uniforme.
El uniforme femenino era algo impensable para mi hasta hace unos meses, pero fueron aquellos ojos ardientes como el fuego que pusieron mi mundo patas arriba.Su mirada tenía el poder de hacerme tocar las nubes sintiéndome única en el mundo cuando me mira, pero no siempre encuentro lo mirada que busco que por desgracia pasaba más veces de lo que me gustaría, sobre todo cuando la magia se acababa entre nosotros.
Soy algo así como la Cenicienta, a ella a las 12 se le acababa el rollo con el príncipe, pues a mí se me acababa el Rengoku dominante en cuanto tiene los suficientes orgasmos y se acuerda que me conoce desde hace más de dos años como la presidenta de su clase.
ESTÁS LEYENDO
Lo que un profesor N̶o̶ debe hacer ( Rengoku x Oc)
FanfictionEn el centro de secundaria obligatoria Kimetsu no había estudiante que no conociera al profesor de historia Rengoku Kyojuro. Desde los de primero hasta los de tercer grado eran conocedores de cuánto amaba su profesión con solo ver entrega con sus a...